Celebración en el Motabarri. Optamos por un menú degustación que llena con su sola lectura, y ahi estuvo el error: sobraron los fritos, que ocupan un espacio en el disco extraible del estómago, el cava y los chupitos, totalmente prescindibles a no ser que tuvieses una herida que curar, por su alto contenido en alcohol. El plato estrella es la carne, que es excelente, y las parrilladas presidían las mesas contíguas.

Lo dicho, por viciosos (por querer darle a todo, carne y pescado), nos quedamos a medias. Y el vino rioja de nombre Santiago nos acompañó en el camino.

Un Manolito que pueden ser dos si se elige adecuadamente. De postre, me quedo con el Athletic, que ese día se merendó a los pucelanos, que están poco hechos.

(degustado por Arturo)

 

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Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Director de Suite, el único foro gastronómico sin cocineros de este país.

igorcubillo.com