Celebración en el Motabarri. Optamos por un menú degustación que llena con su sola lectura, y ahi estuvo el error: sobraron los fritos, que ocupan un espacio en el disco extraible del estómago, el cava y los chupitos, totalmente prescindibles a no ser que tuvieses una herida que curar, por su alto contenido en alcohol. El plato estrella es la carne, que es excelente, y las parrilladas presidían las mesas contíguas.
Lo dicho, por viciosos (por querer darle a todo, carne y pescado), nos quedamos a medias. Y el vino rioja de nombre Santiago nos acompañó en el camino.
Un Manolito que pueden ser dos si se elige adecuadamente. De postre, me quedo con el Athletic, que ese día se merendó a los pucelanos, que están poco hechos.
(degustado por Arturo)


El patriarca de esta cosa. Considera que el acto de comer es uno de los placeres más enormes que nos ha procurado la existencia. Y a eso se aplica. Y a contarlo.
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Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Director de Suite, el único foro gastronómico sin cocineros de este país.
2 Comments
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Comida en el Motabarri.Tiempo soleado.Plan familiar.Buen antecedente.Pintaba bien.
Pintaba.Porque los 55 minutos que esperamos de los nervios para que nos tomaran nota nos destrozo la mitad de la velada.Porque la otra mitad ya se encargo la antipatia e indiferencia de un par de camareros de acabar de rematar.
Comandas mal pilladas.Multitud de platos que no habia.Bebida que tardaban en traer.Cubiertos que nunca llegaban.De verguenza vamos.
Conozco a la dueña.Es una currante de toda la vida.No se como permite esto.
No volveremos.Menuda decepcion.
Gracias por tu comentario, Txerra.
Lamentable experiencia, ciertamente. Dada la
Sobreoferta de restaurantes, la calidad del género se sobrentiende y el acento debe ponerse en el servicio. El trato al cliente y el servicio son cada vez más valorados, y deben ser tenidos muy muy en cuenta por los empresarios de hostelería.
Un saludo.