Casa Zoilo (Valderas). ¿Repasamos los diez Mandamientos?

Sep 12, 13 Casa Zoilo (Valderas). ¿Repasamos los diez Mandamientos?

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Bacalao al estilo Valderas, de Casa Zoilo (foto: Uve)

Bacalao al estilo Valderas, de Casa Zoilo (foto: Uve)

A veces, una siente la necesidad de reconciliarse consigo misma, o de purgar ese punto de mal genio con el que, frecuente y desgraciadamente, ya no sorprende a muchos de los que le rodean. Esas mismas veces, basta aprovechar un momento de provocada coincidencia familiar, y en un arranque de generosidad, invitar a comer a parte de la familia, padres, hermanas, hijas, sobrinas y/o demás apegados, los presentes en el momento, sin convocatorias previas.

Pues dicho y hecho. Me gusta conducir, me relaja, me permite pensar… Vaaaaale, llamémosle  morriña, tal vez. Así que me hice la encontradiza, ¡tachán! Y, como quien no quiere la cosa, me planté en tierras castellanas; qué fácil, sabía que me los iba a encontrar allí. Tras las caras de sorpresa, abrazos, besuqueo, perotúquehacesaquí y demás, les propuse ir a comer. Como me conozco el percal, previamente arrastré a un rincón al patriarca con la intención de avisar de que yo me haría cargo de la dolorosa. Prometo que lo intenté con la mejor de mis sonrisas, y hasta con caída de ojos, pero hubo que recurrir al “innegociable, he dicho” para lograr mi fin. ¿Pero ésta no venía en modo reconciliación?, me pareció escuchar.

Cecina de Astorga, de Casa Zoilo (foto: Uve)

Cecina de Astorga, de Casa Zoilo (foto: Uve)

Hacía mucho calor aquel sábado y no era plan meterse entre pecho y espalda una de cocido maragato, ése que se come al revés. Ya se sabe, luego nos entran sudores, sopor inevitable y, a alguno más que a otras, necesidad de siesta. Así que dejamos la visita a Castrillo de los Polvazares para otra ocasión. Precioso pueblo, por cierto.

Sinceramente, y para qué negarlo, yo iba con antojo de bacalao con pimentón, claro, lo típico por la zona. A falta de otras ideas, pusimos rumbo a Valderas, un pequeño pueblo leonés donde se ubican tres establecimientos que presumen de despacharlo bien rico en sus cartas: Casa Zoilo, El Rebeco y Gatito (miau). Y aquí y ahora entono el ‘mea culpa’ y reconozco el error, por no haberme informado debidamente y con antelación, como hacen los profesionales. Está claro que la improvisación debe dejarse para otros menesteres, vaya que sí, y que, en casos como el que nos ocupa, no hubiera estado de más un poco de asesoramiento, del bueno, el de la persona adecuada… Pero me equivoqué. Una vez más.

Cansada de que ninguno de los convidados aportase opinión alguna al respecto, y agotada también de seguir discutiendo sobre quién pagaría la minuta (qué cabezón), hice una llamada a un conocido, la supuesta persona adecuada, que me dirigió a la primera de las opciones citadas, “un clásico” según él. Ejem, seguimos siendo amigos, que conste.

¿El Cid? (foto: Uve)

¿El Cid? (foto: Uve)

Lugar un tanto ajado, amarillento, tristón, sólo destacaría de su decoración la imagen de un Don Quijote de algo más de un metro que fue recibido al grito de “mira ama, El Cid”. Salgamos y entremos de nuevo, que igual todos no nos han oído. Sin alborozos ni grandes recibimientos a nuestra llegada, un “no desesperes” pasó por mi embarullada cabeza: seguro que la especialidad de la casa, su bandera, ese bacalao “al estilo Valderas” (un par de minutos de cocción y a la cazuela, con aceite, ajo y pimentón) lo compensa todo. Compensó parte, pero no todo. Reconoceré que estaba rico (ración para dos, donde comen tres y la menda, 28 €), en su punto de sal, sabroso. Faltaría más. Tampoco puedo criticar la ración de cecina de ternera (15 €), de Astorga según me contaron, bien condimentada con sabroso aceite y un toque de la aludida especia roja (lo sé, otra vez).

La ensalada (10 €), muy normalita, demasiado. No había fritos varios, para desgracia de la más joven de la mesa, que protestó enérgicamente; la opción de conejo guisado resultó accesible sólo por encargo, segunda protesta. Pese a que no acostumbro a poner la antena en conversaciones ajenas, casualmente, y sólo por casualidad, oí a los de mi izquierda tildar al pulpo de tieso y a la sepia de sosa. Descartados ambos dos, optamos en la mesa por un par de solomillos de ternera, pasables pero pasados (de punto). Reconozco que de la ración de rabo de toro sólo quedaron los huesos, así que rompí una lanza en su favor. Precipitadamente, ¡ay!, como comprobé minutos después, a la llegada de los postres. ¿Caseros? Sí, anoten: flan. Eso es todo, amigos. Y el resto, helados varios. Un flan y cuatro tristes helados, 26 euros. Carillo, ¿no?

Fachada desprovista de atractivo de Casa Zoilo (f: Uve)

Fachada desprovista de atractivo de Casa Zoilo (f: Uve)

Soy amiga de apurar la botella de vino a la hora del café y la tertulia; una manía tal vez, pero disfruto más el morapio que los alcoholes. Nos hallábamos en ese dulce y preciso momento, cuando solicité a la camarera que me trajera la cuenta. “Como Dios manda”, replicó. ¡Ja! Y me llegó la iluminación. Osaré decir que Casa Zoilo necesita no uno, sino diez Mandamientos. ¿Para dejar de ser un clásico? No, para serlo pero bien. A saber:

  1. Amarás la rapidez de servicio sobre todas las cosas
  2. No dirás la expresión “por encargo” en vano
  3. Santificarás (y repondrás) las cazuelas de Pereruela
  4. Honrarás al comensal y serás (algo más) simpático
  5. No matarás a los postres caseros
  6. No olvidarás que las lámparas también hay que limpiarlas (actos impuros y tal)
  7. No robarás la D.O. a Ramón Bilbao (no, no es un Ribera)
  8. No mentirás con los fritos variados
  9. No consentirás que se estropee la salida de humos (y menos en verano)
  10. No codiciarás… buff, creo que sí deberían codiciar algo.

Me topé a mi vuelta con dos personas (adecuadas, éstas sí) que me recriminaron: “no has elegido bien, querida”. Vaya. La intención era buena, buenísima. Y lo pasamos bien, rebién. ¿Qué si me reconcilié conmigo misma? Te conozco, bacalao…

(siente necesidad de reconciliarse consigo misma, Uve)

ver ubicación

Plaza de Ramón y Cajal, 14; Valderas (León)

987 76 23 77

El por qué de comer el Cocido Maragato al revés

La ingesta del Cocido Maragato en orden inverso al del resto de cocidos tradicionales, tiene múltiples teorías. Cuentan que durante la guerra se alimentaba al soldado empezando por la proteína, en este caso la carne. Se realizaba de esta forma por si el enemigo realizaba un ataque por sorpresa, de esta manera el alimento ingerido en primer lugar era más contundente y suficiente para la contienda. Posteriormente era de comer las legumbres, lo que proporcionaba al soldado el alimento necesario para continuar su deliciosa comida y, si con suerte se llegaba al final, el caldo de la sopa les hacía entrar en calor, obtener los hidratos de carbono de los fideos y el agua necesaria. Claro, que tras dicha contundente comida cualquiera está para guerras. Otras teorías más fidedignas hablan de la ingesta en este orden por la tradición arriera. Cuentan nuestros mayores que cuando los antiguos maragatos arrieros recorrían España, siempre llevaban consigo porciones de carne de cerdo cocida, las cuales se tomaban antes de solicitar algo caliente que llevarse al cuerpo. Es por ello que se extendió la costumbre en esta comarca de degustar el cocido maragato de esta manera.

(Fuente: castrillodelospolvazares.com)

UveLa autora: UVE

Es de números y tiene un secreto para conservar su línea. Sus amigos se preguntan por la clase de alimento, Uve sonríe coqueta y se guarda su secreto. Aporta el #mistery a Lo Que Coma Don Manuel. Amiga del anonimato, viste de negro, escucha a Roy Orbison para alegrarse, le parece que Iván Ferreiro grita, estudió en colegio de monjas, le chiflan las ostras, ofrece cerveza a los gremios y trajo el TeleMadre a Euskadi. Siempre de aquí para allá, pasa la noche mirando la Luna, esperando que pase un cometa o baje un platillo volante. Lo normal, al conocerle, es preguntarle: «de qué planeta viniste?».

2 Comentarios

  1. Ángel Fernández Maza /

    Pesimo.Muy mala atención y servicio.Lentos no,lo siguiente.Copas de vino sucias,etc.En 58 años que tengo jamás he estado en peores condiciones.

  2. Bien, muy bien lo de los diez mandamientos #hombreya

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