El Jamón de la Crisis

Feb 25, 14 El Jamón de la Crisis

Durante mis tres lustros como redactor de El País padecí en mi propia bodega la deriva del oficio periodístico. Bajo el mandato de Jesús de Polanco, Ander Landaburu, hombre de bien, acostumbraba a agasajar a los colaboradores con tres botellas de reserva de Marqués de Murrieta bodega riojana, de gran prestigio, fundada en 1852.

Ya entrado el Siglo XXI, el obsequio navideño lucía la etiqueta de Marqués de Vitoria reserva, un vino que también nos gusta, para qué negarlo, y que en versión crianza solíamos beber, junto a queso gorgonzola, en el Caruso, bar getxotarra reconvertido hoy en despacho de kebab. Un paso atrás, un atraso, sí, como el experimentado cuando El País empezó a felicitarnos el año nuevo con botellas de Marqués de Arienzo. La crisis del gremio era ya evidente.

La catástrofe absoluta llegó con el cambio de delegado en Euskadi, una persona con una misión. Un gestor a quien, mucho antes del abominable ERE de 2012, no le tembló la mano a la hora de cortarnos el suministro de vino aceptable para, a cambio, ‘fardar’ outdoor con una enorme caja llena de naderías. Vino y cava nefasto, peladillas… Para qué seguir. Pese a su volumen, todo el contenido valía menos que el corcho de Arienzo.

Hubiera sido mucho más original y reconfortante recibir y pasear El Jamón de la Crisis, una invención del arquitecto Juli Capella para agasajar a sus clientes en consonancia a la coyuntura económica, allá por 2007. Un jamón que luce en su etiquetado frases como «Jamón de plástico ibérico»; «Inflado con aire puro y serrano; «Sin grasa, sin sal, sin conservantes… ¡sin jamón!». Un jamón de pega, «ideal para que los niños aprendan a nadar». Un jamón hinchable, perfecto «reposacabezas para siestas en el campo o la playa». Un detallazo que no pierde vigencia. Lamentablemente.

(aquí desaconseja usar cuchillo jamonero, Igor Cubillo)

PD: El Jamón de la Crisis lo ha comercializado durante meses Vinçon, empresa barcelonesa de objetos y productos de diseño y decoración que tiene su origen en Regalos Hugo Vinçon, la tienda abierta en 1941, por Enrique Levi y Hugo Vinçon, en el Paseo de Gracia. Cuando, por fin, nos hemos decidido a reseñarlo, el flotador ha desaparecido de su web. ¿Será cosa de los brotes verdes?

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