Mala Rodríguez. ‘Un corazón’

Jul 25, 14 Mala Rodríguez. ‘Un corazón’

Es fascinante el poder de atracción de la naturaleza muerta. El bodegón es eso, una composición artística compuesta por objetos inanimados, porciones de cotidianidad dispuestas con sutileza de manos para resultar bellas y dignas de observación. A alguno le parecerá cosa del pasado, de tiempos en que los grandes pintores retrataban reyes, pero no es estrictamente cierto. Uno sigue topándose con bodegones en las galerías de arte contemporáneo, en cabeceras de supermercados, en los escaparates de las tiendas de alimentación e incluso, ya con un mayor componente onírico, en videoclips de artistas como Mala Rodríguez, la mujer que la década pasada revolucionó el rap con altanería y un estribillo: tengo un trato, lo mío pa’mi saco.

Lo afirmo en Kmon: 13 años después de debutar con ‘Lujo ibérico’, parece que nadie escupe igual las rimas, nadie tiene una imagen más insinuante y provocativa, y nadie es más chula que ella en un panorama hip hop al que ha aportado deje flamenco y pinceladas de soul sofisticado, erambí, reguetón, sonidos arábigos…

Pero no nos vayamos por los cerros de Uganda, como escribió mi admirado Eduardo Mendoza en la desternillante aventura del tocador de señoras. La reflexión del primer párrafo viene a cuento de que en el vídeo de ‘Un corazón’, décimo corte de ‘Dirty bailarina’, su álbum de 2010, la rapera gaditana (aunque criada en Sevilla) pasa buena parte del metraje tras una mesa bien guarnecida con frutas y jarra de vino, entonando aquello de que en ocasiones ha tratado de poner orden en su pasado, pero su corazón no ha obedecido, porque «no es más que un corazón». En la grabación se la ve emperifollada, con vestimenta vintage y otra más propia del burlesque, con un corpiño cuyas plumas remiten a las piezas de caza que se echan en falta en el bodegón. Asimismo, aprovecha para depilarse las piernas, celebra un banquete y queda constancia de su relación sentimental con un remedo de Alien. Un poco surrealista. Como todo lo que rodea a María Rodríguez Garrido. La mala.

(Igor Cubillo)

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