loquecomadonmanuel.com
Restaurante Ormazabal (Erandio). De batalla
¿La atención? También de batalla. Se limitó a poner en el centro de la mesa un porrón de platos repletos de monotonía e intrascendencia: txangurro (nuestro admirado buey de mar, preparadito él); espárragos con vinagreta; ensalada de cogollos, salmón, piquillo, anchoa, ventresca y horripilante chorretón de módena (en pleno año 2014); jamón "ibérico"; langostinos hermosos; pulpo a feira; lubina; y, para elegir, cabrito o solomillo. ¿El solomillo también al centro? Sí, en bandeja, guarnecido por patatas y más piquillos. Y aún faltaba el postre. Lo han adivinado: parecía una escena hostelera de 'Ocho apellidos vascos', pero lo que en la gran pantalla resulta gracioso, en la mesa, alejados de la excelencia, como andábamos, se antoja un ascenso al Everest. Concluyendo, que es gerundio: 50 euros es un pastizal y tal desembolso requiere, ya lo he dicho, gran género, preparación esmerada, incluso un plus de técnica, y servicio notable. Y aquí, no se dan