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Astuy (Isla). Langosta para todos, todo el año
Uno fantasea con que está podrido de dinero, que aprieta el calor y gasta 1.543 euros en helados, y se imagina a si mismo mirando a los ojos de una langosta y diciéndole, relamiéndose con autofusiciencia, "te voy a comer". Este crustáceo decápodo se asocia a la dieta de las clases más pudientes, a lo fastuoso, al lujo, al dispendio y la despreocupación. Al exceso. Pero en Arnuero (Cantabria) existe Astuy, un lugar donde facilitan a precio módico esa exótica sensación de vivir como un rajá. Asomado al mar se erige un hotel restaurante que cobija un tesoro en sus entrañas: un enorme vivero donde las langostas del Cantábrico que compran en plena temporada, en verano, se apiñan en grandes piscinas donde se regula la entrada y salida de agua marina mediante compuertas. El espacio actúa como inmenso almacén y Emérito Astuy, tercera generación de esta familia hostelera, puede ofrecer en todo momento, en cualquier mes, el placer de comer una langosta, a precio 'popular': 85 euros el kilogramo.