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Mejillonerías La Batea (Barakaldo). El día, el picoteo y la compañía
Tanta rigidez, tanto espíritu analítico, tanta presión, tanto rictus serio, tanto hieratismo, tanto dispendio, tanta bacanal, tantos intereses, tanta burbuja gastronómica… Qué estrés. Cuánto boato, impostura, apariencia, mentira. Entre estrella Michelin, esferificación, espuma y tataki, en ciertas ocasiones uno anhela el refugio del bar del barrio, del desembolso liviano, del saludo del vecino. Busca sencillez y alimentos reconocibles, y se acuerda de locales como La Batea que sin ser una tasca, que no lo es, ni un local de larga tradición, pues su origen se remonta a junio de 2010, ha logrado asentarse en la oferta hostelera de la margen izquierda del Nervión. Si nos ponemos estupendos, no todo es sobresaliente allí, pero, escogiendo bien el día, los platos y la compañía, puedes salir satisfecho por un precio módico. Y más que módico, si aprovechas sus ofertas semanales.