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Restaurante Deluz (Santander). La vuelta al mundo en seis platos
Un restaurante sobrado de embeleso. Precioso el caserón, con el encanto doméstico de las grandes mansiones de mediados del Siglo XX. Y notable su menú degustación, con influencias locales, francesas, niponas (kaseiki), nórdicas, italianas, fusión... París, Londres, Kyoto, Liébana... Podría estar en Getxo, pensé. No desentonaría en Neguri, entre los palacios y caserones donde fijó su residencia buena parte de la alta burguesía y la clase empresarial vasca hace ya más de un siglo. Pero está en el Sardinero, en el antaño barrio pijo de Santander. Y no es una lujosa vivienda, espaciosa merced a su estilo long room, sino un restaurante de categoría donde es posible sentir placidez, de tan acogedora que es la instalación, y comer bien. No deja de ser un refugio, una vía de escape, la ratificación de que un restaurante es el lugar más remoto al que puede huir una persona sin salir de su ciudad.