Todo lo que salga de cocina tiene que estar rico. Es el primer mandamiento de Paul Arrillaga al frente de este bar que continúa haciendo las delicias de sus clientes con buen producto, preparaciones originales, precios contenidos y servicio afable y diligente. El cocinero es consciente de que tiene que continuar haciendo croquetas, calamares y patatas para que el proyecto siga vivo, para sacar el jornal y sus proyectos adelante, su vertiente más gastronómica es la preferida por él mismo. Fue un recital de cocina en miniatura, de cuidada estética, sugerente aroma y certero sabor, que augura un sólido asentamiento y un futuro brillante al pujante chef. Así, no debe extrañar el éxito de está cosechando su trabajo en un centro de ciudad tan necesitado de nuevos referentes. Él lo es.