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Bar Azkena (Donostia). Nada es anodino aquí abajo
Bajo tierra, escondidos sus duendes para los miles y miles de visitantes y turistas que pasean por el Boulevard, se encuentra el bar Azkena. El negocio lo inauguró el 30 de abril de 2001 una pareja que se conoció trabajando en Martín Berasategui; comenzó con preparaciones sencillas y ahora le gusta salsear, huye de la monotonía, elabora un carrusel de pintxos de estética atractiva que llega a deslumbrar; se esfuerza en ofrecer agradecidos contrastes de texturas y, ¡aleluya!, todo está rico, todo tiene sentido, nada resulta anodino. Su propósito es presentar los sabores de toda la vida de una forma diferente, y así cataloga su propuesta como “cocina tradicional de mercado hecha pintxo”. El 95% de su oferta carece de gluten y los múltiples detalles y complementos, la mayoría armónicos, están ahí para enriquecer. El menú ‘Homenaje a Donostia’ (33 euros) es la prueba paladeable de que San Sebastián inspira a la cocinera, desde Sagüés al peine de los vientos.