Lázaro Pérez (Soria). Vino y cacahuetes, elogio de la tasca
Les ahorraré el discurso, por aquello de no parafrasearme en exceso, pero repetiré que me desconsuela la profusión de bares de cartón piedra, de locales sin alma ni vocación que únicamente cuidan la estética para regodeo del instagramer, negocios sin historia cortados por el mismo patrón que disparan el mercado inmobiliario con el músculo y la voracidad de gestores y grupos inversores, que ahogan al pequeño emprendedor que resiste sin bajar la persiana, que no hacen honor al noble oficio de hostelero. Por eso disfruto cuando topo con una taberna como Lázaro Pérez, la más vieja de Soria capital, una tasca de las de toda la vida donde uno acude a tomar un trago y a charlar mientras comprueba el paso del tiempo, esa guillotina que es la aguja del reloj, cada vez que levanta la vista del mostrador.
El peso de la historia amenaza con derribar las paredes de este verdadero clásico (que palabra más manida) de El Collado. De ellas cuelgan amarillentos calendarios de los años ochenta hechos a mano por Roberto Valtueña, un gran mapa, carteles taurinos que anuncian faenas pretéritas, incluida la fatal de Paquirri, El Soro y el Yiyo, hasta una imagen de Curro Romero y Camarón. También ajadas botellas de brandy más que añejado, dicen que alguna de Falcon Crest, tres tinajas en desuso, muchísimas fotografías de carné de la clientela, la cabeza disecada de un jabalí que pesó más de cien kilos y recortes de prensa que recuerdan que la casa se inauguró allá por los años treinta
No hay aquí un gran muestrario de pinchos y tapas, y nada se puede comer caliente, pero en el centro de la barra se acumulan los platillos de marisco, que es como Pepe llama a los cacahuetes, al maní, al jamón de mono cuyas pieles y cáscaras embellecen el embaldosado retro si caen al suelo. A su lado, alguna sencilla banderilla en vinagre y trozos de bacalao crudo sin desalar que apenas se limpian para mantener la bravura, salinidad y el carácter agreste del gádido en salazón. Un gesto vale para que te sirvan en pequeño vaso modelo Cigüeña otro tiesto, mezcla de moscatel y blanco de Toledo que prepara a la vista del cliente. O un vaso de tinto dulce. O un cariñena rancio. Cualquier cosa que anime a hablar de futbol, de meteorología, de torreznos, de si el Laureano se habrá echado novia o no. “Ahora nos echamos un vino donde quieras y las nueve y media”.
COSTUMBRISMO
Costumbrismo en estado puro. Un espacio donde sonaría a gloria bendita la voz de Toni Zenet convirtiendo en poesía doméstica aquello de que eres más de lo que se adivina, una mecha encendida, un peligro inminente. Que me gustas porque me asustas, porque no tienes remedio. Porque eres bruja, porque interpretas los sueños. Porque me tientas, por llevarme a tu terreno. Aquello de que me gustas porque te peinas con la raya en el medio.
Casa Lázaro, un reducto de las cosas sencillas, de los asuntos que importan, de verdad.
(un platillo de marisco y un vino rancio para Igor Cubillo)
Calle El Collado, 52; Soria
IGOR CUBILLO
Periodista especializado en gastronomía y música. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Manager del foro BBVA Bilbao Food Capital, director de la weg Lo Que Coma Don Manuel, responsable de programación gastronómica de Mundaka Festival y responsable de Comunicación en Ja! Bilbao. Aún escribe de música en Kmon y de comida en 7 Caníbales, Gastronosfera, BiFM y Guía Repsol.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ha pasado la mayor parte de su existencia en el suroeste de Londres, donde hace casi 30 años empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para El País, eldiario.es, Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree y alguna otra trinchera.
Como los Gallo Corneja, es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Y si es por él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Ah, tiene perfil en Facebook, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF. Se le resisten ciertas palabras y acciones con efe. Él sabrá por qué…[/box]
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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