Justicia poética para la lamprea, para la chupona
¿Está el pescado a su gusto? Lo hemos cogido vivo, nos hemos servido de cuchillo para darle un buen corte bajo el cuello, lo hemos suspendido para dejar que se desangre y luego lo hemos decapitado. La sangre no la hemos tirado, la hemos recogido en un recipiente con vino tinto, para que no se coagule, y la hemos utilizado en la cocción… ¿Se encuentra bien, señor?
Efectivamente, son muchos quienes muestran su repelús ante la idea de comer lamprea, un pez con forma de culebra (lo que faltaba), sin escamas, espinas, ni mandíbula, que despide el último capítulo de su existencia sumergido, así es, en su propia sangre para deleite del comensal. Justicia poética para un pez parásito que vive fijado a tiburones, salmones, bacalaos y mamíferos marinos a los que chupa la sangre y otros jugos. Pero, no te equivoques, también hay quien considera a la chupona un verdadero manjar desde tiempos del Imperio Romano, cuando ya se capturaba en los muros de esas construcciones llamadas pesqueiras y se consideraba un bocado digno de emperadores.
Y el momento de deleitarse con ella es ahora, cuando, alcanzada la madurez sexual en el mar, el peixe dos sete buracos, anádromo, remonta el Ulla, el Miño, el Lérez, el Tea, el Tambre y otros ríos para desovar y morir en la nasa butrón. Estos días retorna al que es prácticamente su último reducto, junto al norte de la vecina Portugal, el oeste de Francia y el este de Canadá, donde es repudiado cual alimaña. En este mismo instante, los cocineros gallegos lo preparan a la bordalesa, a la cazuela, en escabeche, en empanada, rellena, curada, ahumada, con fideos, a la brasa, con tirabeques, en timbal (dentro de una hogaza de pan)…… Qué envidia. Qué morriña.
Comer lamprea en Galicia y en Bilbao
A mí, que crecí cantando ‘Vampirella’ de Los Vegetales y me entraba apetito leyendo ‘Drácula’, no me asusta su sangre, ninguna de sus células; ni las que transportan oxígeno, ni las que se encargan de las defensas, ni las que tienen por función la coagulación. Y puedo afirmar que el bicho prehistórico es un bocado de mi gusto desde que lo probé en Zortziko (Bilbao), el rutilante restaurante comandado por Daniel García, el único lugar de Euskadi y buena parte de sus alrededores donde uno puede comer lamprea guisada.
El cocinero lleva décadas preparando su particular civet y disfruté de lo lindo con la preparación, con la firmeza de la carne ahuecada, con la deliciosa excitación que provoca una salsa refinadísima con matices dulces y agrios, y con el risotto trufado que sirve de acompañamiento.
Lo has adivinado, pasaría la semana comiendo lamprea. Mismamente como la preparan en Mesón da Lamprea (Cabeiras, Arbo, Pontevedra): “Se hace en su propia sangre con tan solo cebolla, perejil, vino tinto, la sangre del pescado y unos 15 minutos de cocción. Se sirve en la mesa en una grande y rústica cazuela de barro, borboteando aún su oscura y untuosa salsa”, recordaba Mikel Corcuera en artículo periodístico.
Templos de la lamprea
Más soft se antoja el carpaccio de lamprea ahumada rellena del restaurante Artabria (A Coruña), donde las láminas se sirven con salsa tártara casera a base de mahonesa, perejil, cebolla roja y alcaparras. Todo regado con AOVE y brotes verdes. Y también son señalados como templos de la lamprea Chef Rivera (Padrón), Casa Emilio (Catoira), Casa Ramallo (Rois), O Retiro (Salvatierra do Miño), Casa Pazos (Arbo), O Frenazo (As Neves), Elisardo (Noia), Casa Rosalía (Brión), Carabela (Pontecesures), Casa Peto (Outes) y Casa Pote (Tui).
Si viven en Galicia o tienen la inmensa suerte de caer por allí, aprovechen, pues la temporada se extenderá hasta mediados de abril. La correspondiente a 2022 arrancó el 4 de enero y el primer ejemplar lo pescó en el río Ulla el valeiro Ramón Agrasar. Lo compró un grupo de vecinos de Pontecesures y dió buena cuenta de él en la cafetería Mambís.
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
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