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Contenidos Etiquetados "Bierzo"
(+34 rating, 8 votes)Cargando... La de lugares buenos y bonitos para comer que pueblan la verde geografía de Cantabria. El nombre del Palacio de Mijares lo apunté tras verlo recomendado por Ramón Pérez-Maura, codirector del periódico ABC, quien, recordando sus veranos en Santillana del Mar sostenía que en ese pueblo turístico y medieval no es costumbre cultivar la excelencia gastronómica (ya lo sabemos), pero que una excepción se halla en el Palacio de Mijares, empresa apartada del núcleo pétreo. Es fácil llegar ahí, aunque también perderse por las carreteras comarcales de Santillana-San Miguel-Torrelavega. Nosotros arribamos bien, tras recorrer curvas y colinas y, al acercarnos y ver la iglesia y el cementerio, me dije: ¡ya tengo el titular! ‘Aquella casa al lado del cementerio’; pero lo he cambiado por el definitivo, más comercial. El sitio es precioso, está despejado y tiene vistas. La propiedad cuenta con amplias campas con árboles y un parking suficiente. El edificio alterna piedra rocosa, balconadas de madera y vidrieras que descargan la vista y modernizan el conjunto. Hay murallas y una torre del siglo XVI. Se trata de un conjunto monumental declarado bien de interés cultural en 1995. La primera vez que fuimos a ver el local sólo tomamos un oporto, mientras disfrutábamos de la tranquilidad de su terraza, pues también disponen de bar en el Palacio de Mijares, que se anuncia como restaurante para bodas y eventos y se inauguró en 2011. En nuestra segunda visita, el día después, ya recorrimos la arcada y nos acomodamos en un comedor espacioso, blanco, alto, actual, con claros ventanales atravesando los muros. El Palacio de Mijares cuenta con un servicio modélico, un entorno privilegiado por dentro y por fuera, unos platos no caros que califican sus dueños como cocina tradicional con toques modernos, y una bodega más onerosa, aunque también expone ofertas interesantes. Susana y el que suscribe acudimos un domingo. Ella a rastras, pero salió encantada. Yo tenía en mente comer a la carta: para mí patas de cerdo con boletus, foie...
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(+26 rating, 6 votes)Cargando... Años habían pasado desde nuestra primera y única visita al moderno Ágape, en la calle Hernani. Recuerdo que fuimos cuando se empezaba a oír que Bilbao La Vieja iba a ser un barrio lo más de lo más, al estilo Soho neoyorkino (lo que creo que tampoco es que haya sucedido del todo aún, aunque va la cosa encaminada…). Así que ya tocaba volver para comprobar si el buen recuerdo que guardábamos continuaba siendo realidad o el tema se había relajado un poco. Dado que fue uno de los pocos días verdaderamente primaverales de los que hemos tenido la dicha de disfrutar en este nuestro Mordor vasco, empezamos la jarana previa en el cercano Marzana 16, una tasca con solera en sus años mozos y ahora el sitio perfecto para empezar la noche con una cerveza excelentemente tirada. Tras un par de rondas, y dado que no teníamos reserva hecha, fuimos pronto al restaurante, no fuera a ser que no tuviéramos mesa (sigo creyendo que los garitos chulos se llenan en fin de semana, pese a la crisis). Nos dieron a elegir entre un par de mesas. Al sentarnos, vimos que nuestros vecinos nos sonaban… Sí, los acabábamos de ver tomando cervezas (nos habían copiado el planazo de sábado). El fin de semana ofrecen dos tipos de menú: menú de noche, por 21€, sin bebida; y menú Ágape, por 36€, con bebida incluida. Elegimos el menú barato, el cual consistía en un primero, un segundo y un postre, con unas cinco opciones a elegir en cada uno de los casos. Y para beber un Tilenus del Bierzo, por 19€. No estuvo nada mal, pero con demasiado “cuerpo”, que dicen los entendidos, para mi gusto. Los entrantes fueron una ensalada de patata y langostinos con guacamole (x2), una sopa de tomate con romero, uvas y parmesano, y un wok de verduras al pesto. La sopa, refrescante y sabrosa. Me gustó la combinación de fruta+queso+hortalizas. El wok muy correcto y “perfectamente ejecutado”...
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Acudimos con buenas referencias a Palacio de Canedo, ese complejo creado por José Luis Prada Méndez y compuesto por hostal, restaurante, tienda, sala de catas, viñedos, oficinas, almacén, bodega, taller de elaboración de conservas…
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Casa Méndez es un restaurante pequeño que, por lo que adivinamos tras la rápida mirada a su comedor se surte fundamentalmente de los alojados en el hostal aledaño.
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Hablando de Bertons, tres amigas entramos en el Bukoi. La idea era darnos por comidas con unos huevos estrellados, unas anchoas y unos txipis. Todo muy rico y muy de Viernes Santo.
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