Asador Illarra (Donostia). Dominio de la parrillai
En Illarra dominan el complicado arte del parrillero, con mayúsculas, y lo mismo pasan por la brasa un pescado, una carne o verdura. En todos los casos con resultado satisfactorio.
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leer másUna figura con su calva y su pajarita da la bienvenida a Víctor Montes, bar y tienda delicatessen cuyo restaurante, capitaneado por los chefs Francisco Javier Vales y Pablo Perozzo, se dice especializado en cocina tradicional vasca y casera.
leer másLa Paloma, un mesón de corta existencia que nos satisfizo con su oferta de ibéricos, su arte a la hora de preparar una buena ensalada, su tratamiento de la ternera y sus precios contenidos.
leer másTocaba cambio, sí señor. Llevaba ya demasiado tiempo este caserío con la misma carta, sin alterar una sola letra. Y es que dicho lugar, perdido en el monte, en el límite entre Usúrbil y San Sebastián, es el claro ejemplo de que el ‘boca-oreja’ funciona. Que yo sepa, no se ha prodigado demasiado en los mundos del marketing, ni ha hecho grandes inversiones para ver su nombre rubricado en la prensa local. Tampoco le ha hecho falta. Quien lo conoce lo hace por su cocina casera, sencilla pero bien preparada. Y una estupenda relación calidad/precio. De nombre difícil de pronunciar, y casi imposible de recordar, ha contado desde sus inicios con una clientela fiel, y para los que frecuentamos el restaurante desde hace muchos años era común coincidir con los mismos rostros cada viernes noche. Más conocido por su oferta en carnes, admito que tienen buena mano con los pescados. Tampoco despreciaré el cordero ni la menestra de verduras del tiempo. Y confieso que soy de siempre fan de la costilla a la brasa. Para mí, la preparan como nadie. Cortada muy fina, bien hecha, con su ajito crudo por encima… acompañada de ensalada de lechuga y cebolla de su huerta… bien aliñada… ¡ñam, ñam! Hace ya unos cuantos años, el comedor fue restaurado totalmente, impregnándolo de un estilo clásico pero más acogedor, sustituyendo el frío blanco de las paredes por un cálido amarillo que contrasta con la madera de las vigas. Posteriormente, acometieron la obra exterior, cubriendo una pequeña terraza y convirtiéndola en coqueto cenador muy agradable para los mediodías estivales, y perfecto para las cálidas noches que tanto escasean en el verano donostiarra. Pero la oferta culinaria seguía intacta. Que no, que si algo funciona, para qué cambiarlo. Como decía, tocaba cambio y ha llegado. Leve y sutil, sin perder su esencia. Desconozco las razones de tal exceso. Quizás la crisis ha hecho que esa clientela se viera tentada por ofertas diferentes, ocurre en todos los sectores; lo sabré yo. Puede ser...
leer másTaberna Santi, Un bareto que hace esquina, pone fútbol en la tele y se llena de adolescentes filobakalas que comen bokatas y de familias aburridas que ignoran a sus niños molestos y chillones.
leer másEn china explotan las sandías. ¡Explotan! ¿Argucia talibán? No, exceso de forclorfunerol, fertilizante que permite que ‘engorden’ bien rápido.
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