Allí comió Óscar Cubillo, por cuatro motivos: pagaba él, el menú del día le atraía más, el local disponía de una terraza protegida del aire de la tarde por un cenador y el batzoki es una sede política del PNV. Y no desea escribir en positivo de ningún partido.
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(+48 rating, 10 votes)Cargando... Tras mis tribulaciones de vasco en Burdeos, narradas en el celebrado post dedicado al restorán Le Cochon Volant (El Cerdo Volador), en automóvil Citroën partimos temprano de la capital del Garona enfilando hacia Libourne (una plaza, otro río, un Carrefour abierto en festivo y poco más); torcimos a la derecha hacia el turístico pueblo vitivinícola de Saint-Émilion (una cuesta peligrosa -no quiero imaginármela en un día de lluvia-, una torre, un aparcamiento en la cumbre, bodegas y restoranes por doquier, y nada más); desandamos el camino zigzagueando por una monótona carretera comarcal llena de curvas y colinas verdes hasta llegar a Angulema (abajo el río, al otro lado una gran estación ferroviaria, a modo de núcleo una cima con la parte vieja de la ciudad, con la catedral y un bar roquero en cuya terraza me volvieron a crucificar por un café y un chardonnay vulgar); y, de nuevo, en ruta hacia poniente, con el Atlántico al fondo del mapa, dirigiéndonos a Cognac por una carretera más ágil. Et, voilà, ya estamos en otra ciudad gabacha que me moló más aunque se agotara en sí misma. Los supermercados poblaban las afueras de Cognac, ciudad claramente provinciana con aire de pueblo cruzado por un río. Con decir que sólo hay unos 20.000 habitantes, si llegan… En su parte vieja hay una zona de tiendas caras, no se ven tantos restoranes, pero los hay, y las bodegas clásicas gastan una pinta grisácea e industrial y vetusta que no se puede comparar con las bodegas de Rioja, tipo Marqués de Riscal, Ysios, Baigorri y tal, todos derrochones prodigios de diseño arquitectónico. Vi de lejos la sede de la marca Martell, y me pareció de otra época, anacrónica, extirpada de mi infancia industrial erandiotarra/baracaldesa. Vi desde su acera la sede de Hennessy y no me lo podía creer: ¡sólo brillaba la bandera roja de la marca! Y pensar que desde ahí surten a todo el mundo de botellas, algunas extremadamente caras. No hicimos nada especial en Cognac....
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Pretensión casera y dimensión industrial en el menú diario del Solaetxe
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Este cocinero alzaba el pulgar de su mano derecha en la puerta del Snack Bar Capricho, al tiempo que con su izquierda mostraba una pizarra donde se anunciaban bifanas, cachorro, lingueirao, camarao, almêijoas y tostas.
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Para esos casos en los que la ansiedad, el apetito y los efluvios del alcohol y de algo más nos confunden, puede ser útil tener a mano unos langostinos que cocer. Tú mismo, eh. No hay color.
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