¿Te toca cocinar esta Navidad? No te la juegues, estas fechas están vinculadas a determinados sabores, aromas y texturas. Si celebramos el nacimiento de Jesucristo, hagámoslo como Dios manda, con un menú costumbrista, copioso, espléndido y consecuente.
leer más
Laguardia es mi pueblo vasco favorito. Es amurallado y medieval, y está dotado con numerosos bares y restaurantes. Estos son sobre todo turísticos y suelen servir menús diarios de batalla a precio oneroso, pues te cobran 15 aurelios como si te hicieran un favor. En estas propuestas turísticas abundan las patatas a la riojana y el cordero, con resultados culinarios irregulares. A Laguardia voy siempre que puedo y un día que mi esposa rechazó comer el menú del excepcional y extramuros Restaurante Amelibia (a 16,50), buscando una alternativa, nos topamos con el menú del Restaurante Cueva La Muralla, tasca de la que recordé algún escrito positivo en El Correo. Ese día, miércoles, había cordero y menestra, y barrunté que el vino no estaría mal. Debido al artículo mentado supuse que si no entraba ese día lo haría en una ocasión futura, así que, pensando ‘no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy’, cruzamos su bar en sombras, corto y cañí. Nos acomodamos en su comedor, de diseño pasado de moda y con una mesa reservada para ‘los padres’(imaginé que sería la familia, pero se trataba de dos curas que suelen almorzar ahí), y con las otras mesas repartidas entre habituales locales y turistas de paso que suelen llenar el figón y acostumbran a visitar el comedor de abajo, el de la bodega, el del calado, más atractivo. Bueno, pues ahí fuimos el menda lerenda y La Txurri (alias Mister No), nos sentamos y nos tomaron nota con bastante desparpajo y confianza (la camarera pensaría que éramos turistas de paso y después nos veía y nos saludaba y nos hablaba por las noches en los bares de Laguardia). La espera en La Muralla la amenicé libando el vino Vallobera de año, una buena marca del pueblo que en la barra de esa tabernita sirven por copas a un euro cada una. En el menú diario de entrante inesperado había ensalada, un fijo bien aliñado según Susana, con dos trozos de buen tomate y mucho verde....
leer más
Sorprende que el Mesón El Pícaro, especializado en lechazo y jarrete de cordero, nos reciba a sus puertas con un “Ésta es la mansión del caballero”.
leer más
Probamos el menú del día de entresemana del restaurante Betixu, que la coyuntura económica mundial no está para mayores dispendios.
leer más
Un recorrido gráfico por la gastronomía de Ecuador a través de la cámara de Mr. Duck.
leer más
La gente entendida aconseja unánimemente reservar mesa en Casa Ojeda. Pensando en los corderos, dice mi aita que vale más una hora en el Ojeda que cuatro días en el campo.
leer más
El Ametza, en Henao, en el Bilbao ajeno a los turistas, que se lo pierden, allá ellos, oye. Un bar chiquito y bonito.
leer más
Sin duda, la estrella del Chuchi son los asados y siempre puedes rememorar la anécdota de que allí se reunieron para hacer ganchillo Arzalluz, Corcuera y Vera hace ya unos cuantos años.
leer más
Mantel de toda la vida, pan de barra, familias de la zona, viajeros, carta fotocopiada hace tanto que vive ya repegada al plástico que la protege… El Mesón de las Chuletas.
leer más
Vanessa y Enrique regentan en Castañares de Rioja El Real de Siota, un hotelito rural en una antigua casa-palacio del S.XVIII.
leer más
Casa Vieja destaca por la calidad de sus asados, lo generoso de sus raciones y lo ajustado de su precio.
leer más
Comenta, que algo queda