(+26 rating, 6 votes)Cargando... Aunque no hago ascos a nada, quizá pueda decirse que soy, ligeramente, más de pescado que de carne. Mi entorno es consciente de ello. Y mi fuente dianense no es una excepción. Por eso dejó escrito lo siguiente junto al nombre de Casa Federico: «está especializado en arroces y pescados, y ofrece platos de la cocina mediterránea. Recomendable si queréis comer buen pescado». Así, desde el primer momento yo sabía que recalaría en Restaurant Les Marines (también se llama así el negocio de Federico Cervera, el de La Seu…); lo hicimos, probamos varias especialidades locales y salimos contentos. Cumplen. La primera impresión fue visual, estética, pues el aspecto moderno que proyecta el exterior, con su acristalamiento, no se corresponde con el mobiliario del interior, donde se combinan asientos de mimbre y sillas más propias de una taberna andaluza. Ya acomodados, nos enfrentamos a la carta, pedimos sólo pescado y lo regamos con una botella de chardonnay, con etiqueta de Enrique Mendoza (15 €), una de las bodegas que han procurado y protagonizado el salto de calidad de los vinos alicantinos. Primero llegó pan acompañado de alioli (1,30 €/pax), rico, y pronto hizo lo propio nuestra primera elección, media ración de pulpo seco (6 €). Se trata de una preparación típica de la cabecera de Marina Alta, donde es frecuente ver los cefalópodos colgados, secándose, en tendederos. Para muchos, una escena casi fantasmagórica; para mí, una bella estampa que habla del lugar, de sus costumbres, de sus diferencias, de su cultura gastronómica. En Casa Federico sus patas se sirven cortadas finamente, tiesas y con predominio del gusto a brasa sobre el pulpo. El apartado de aperitivos es en esta casa el mayor vínculo con la tradición, y lo siguiente fue un platillo de cortezas de bacalao a la brasa (4,5€), presentadas sobre ruedas de tomate. Para disfrutarlas, hay que estar prevenido y predispuesto ante su gusto a quemado. Heavy metal. A mi, me entretuvo; mi acompañante se retiró pronto. No guardo un gran recuerdo del atún...
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Hay que decir que en Republic Dénia no se come mal; es más, se jama bien. Y me quedo con ganas de probar cosas de su carta.
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La Seu merece una visita tanto por su propuesta gastronómica, donde la chef Diana Cervera pretende aunar tradición e innovación, como por su moderno diseño arquitectónico.
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(+21 rating, 5 votes)Cargando... Hace unas semanas acudí a Dénia en misión secreta, con el objetivo de deshacer un entuerto y sólo un papel en el bolsillo, dispuesto a dejarme guiar por las instrucciones de la amable Ángela. Mi fuente dianense llenó nada menos que dos caras con sus recomendaciones y sólo me defraudó Sancta Sanctorum, un local de tapas con aspecto de restorán sofisticado, aseado y casi diría que moderno. Pena que, pese a su apariencia, no comiéramos bien, que es de lo que se trata. Empezaré entonando un mea culpa, entre muchas comillas. Porque, sí, reconozco que erré en mi elección; sólo a mí se me ocurre pedir en Alicante pimientos de Padrón, vino riojano, queso manchego… No obstante, y de ahí las comillas, si figuran en la carta deberían dar la talla; la elección fue inapropiada, pero la deslocalización del producto no excusa su escasa calidad, ni su deficiente preparación. En su día, la camarera de un buen restaurante ubicado en la almendra medieval de Vitoria-Gasteiz me desaconsejó el vino Izadi, caldo de moda muy socorrido en bodas y regalos de empresa, al tiempo que lo tildada de “vino para mujeres” (!!). Esta vez, recién aterrizado en la Marina Alta, no le hice caso, me puse la venda en los ojos, pasé por alto todas las propuestas locales y pedí una botella del crianza de Bodegas Izadi (13 euros). Aún me arrepiento. Pero más lamento haber empezado la cena con “pimientos de Padrón” (3,50). Se sirvieron 13, costó terminarlos de tan vulgares que eran y, por otra parte, pese a estar en temporada, no pondría la mano en el fuego porque fueran del mismo Padrón. Permítanme la suspicacia. Al hacer la comanda la casa nos invitó a unas pocas patatas chips que también nos defraudaron (y mira que es complicado) y el pan que nos procuraron (0,50, cada servicio) parecía tostado con algo de mantequilla, un añadido innecesario cuando se trataba de acompañar platos salados. ¿La coca de foie mediana, con su...
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