Le Cochon Volant (Burdeos). Recomendado por El Cuto

May 02, 14 Le Cochon Volant (Burdeos). Recomendado por El Cuto

Publicado por en Destacado, Francia

(+59 rating, 12 votes)Cargando... Cada vez que caigo unos días por la cercana Francia me digo: «no vuelvo aquí en la puta vida». Me sacan de quicio sus rotondas y sus peajes cada dos por tres, sus precios suntuosos en la hostelería (¡y en la zapatería!), la impermeabilidad idiomática de sus gentes… No aguanto a los franchutes como seres humanos, oigan. Los ves fuera de su hexágono y parecen timoratas mosquitas muertas; por ejemplo en San Sebastián, con sus caras de panoli, llenando platos blancos de pinchos en los bares de la parte vieja. Sin embargo, en su gran nación se crecen, como si bebieran la pócima del druida Panoramix. Mi impresión se confirmó en los cuatro días que pasé en Burdeos (con dos me habría sobrado). Acudimos con una guía personal confeccionada a botepronto por El Cuto, un amigo de Pato que posee un apartamento ahí. Cumplí todo lo que indicaba, menos la visita a la Brasserie Bordelaise; «en la rue Saint Remi, muy céntrica. Que pida el Bocal de Foie. Lloro cada vez que lo tomo», indicaba Cuto, pero no pude llegar porque perdí el plano, o me lo robaron. No obstante, como un turista más, cumplí su hoja de ruta: visité el mercado de Les Capucins, sucio y bullicioso, con olores mezclados y también razas, pues está en una zona chunga (en este mercado me quedé sin comer los famosos mejillones -moules- por la falta de profesionalidad de una guapísima que atendía en uno de los puestos); el paseo marítimo del Muelle del Marqués, con sus tiendas carísimas (¡y eran outlets!) y sus terrazas pijoteras (lo que me clavaron por una birra y un blanco un domingo sin sol); las ostras del muelle (en el puesto ‘Viviers des Jacquets’, de ostricultura, por 8,50 tomamos seis ostras y dos vinos; Susana libó ahí su primer rosado desde que hace una década íbamos al Britannia, hoy el Mojo Club); hicimos la obligada excursión al bonito pueblo medieval de Saint-Émilion, vinícola él, en plan Santillana de Mar...

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Kata.4 Oyster Bar (Donostia). No es mi idea de self-service

Abr 25, 13 Kata.4 Oyster Bar (Donostia). No es mi idea de self-service

Publicado por en Gipuzkoa

Mucho diseño en Kata 4. Estilo. Colores suaves. Mucho nombre. Mucha ostra, sí… Pero poco tacto.

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Ostras o caracoles (Gastrocine). El ambiguo sabor de la sexualidad en la comida de los moluscos

Ayer, en un magnifico post, como siempre, políticamente incorrecto, Óscar Cubillo, mostraba sin tapujos su preferencia por los caracoles. Uno, siempre ambiguo y dado al goce con calzón quitado, no puede con este simpático, carnudo y cornudo animalito. He visto demasiados caracoles por las esquinas, las aceras, los badenes, alimentándose de las comidas más variopintas para que les tenga mucho cariño. Son babosos, se arrastran por el suelo y meterse ese cuerpecillo de resonancias fálicas en la boca resulta demasiado para mi maltratada sexualidad. Me imagino que el primer riojano o francés que, allá en la prehistoria, cocinó un caracol tuvo que estar pasando un hambre del carajo de la vela. En el cine comer caracoles sólo le queda bonito a Julia Roberts en la escena de Pretty Woman, y eso porque no consigue comer uno solo y se le escapan volando el resto, como etéreas mariposas por el aire. En cualquier caso, una pena, hubiera estado MUY bien ver a Julia metiéndose un caracol en esa boca que más que boca es un buzón del servicio postal. Por otro lado, si hay algo en lo que un machote no pueda evitar amplias resonancias sexuales en la comida es en el placer de la ostra. Abrir la concha, que siempre se resiste, como buena concha, echar limón, ver los movimientos del bicho y con una ligera inclinación de cabeza meterse el contenido en la boca, sorber con ruido y pasar la carne temblorosa de un lado a otro de la boca y tragar. Oh sí, sí, siiiiii, tragar y tragar. Hemos hecho locuras comiendo ostras, hemos comido ostras como si no hubiera un mañana, nos hemos intoxicado, hemos vomitado y… bueno, dejémoslo ahí. Pero el criminal siempre vuelve a la escena del crimen. Este es un post dedicado a la gastronomía y el cine, y el «momento ostras Vs caracoles» es, sin duda, la escena de Spartacus, el film de Kubrick que cuenta con un magnífico guión de Dalton Trumbo. Marco Licinio Craso (Lawrence...

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