Los marianitos preparados del Volga son cócteles con punch y excelente equilibrio de aroma, sabor y pegada. Tomar más de dos al mediodía puede acarrear peligrosos accesos de verborrea en la sobremesa y aseguran una siesta dominical sin parangón.
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El único temor era que las raciones fueran demasiado escuetas, pero no se cumplió. Trataron con deferencia y sin excesos de confianza en asador El Abra y cambiaron los cubiertos en cada plato como el rigor manda.
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En el Txiki lo suyo es beber su sidra de grifo y acompañarla con el pintxo de seta sobre lonchita de jamón y pan, cubierta de fino refrito de ajo y perejil.
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El restaurante Torre Salazar ofrece menús especiales y del día, éste caro, pero el día que debutamos de segundo ofertaban lengua rellena de foie… ñam-ñam
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(+26 rating, 6 votes)Cargando... Súbito, Copi’s, Txispintxo… La oferta de comida rápida en Portugalete es extensa. Cómo no. No obstante, pese a las apariencias, la de ningún local supera a la de La Terraza. No es casualidad que este refugio de rockeros se hiciese con el Premio Popular al Mejor Pintxo Tradicional en la última Ruta del Pintxo de la villa jarrillera. Su carta, ni corta ni excesivamente larga, ofrece raciones, fundidos y hamburguesas. Y el menda en su última visita, en deliciosa compañía, optó por una combinación que no duda en recomendar. Resultó una elección donde el picante, redescubierto con los aceites de las pizzerías de Iparralde y el gusto por el mismo de mi ídolo de la democracia, obligaba a duplicar la satisfacción con reparadores tragos de Voll-Damm. Gran maridaje. [slideshow id=1585267068861905062&w=490&h=490] Primero desfilaron ante nuestros ojos unas patatas mixtas (las ofrecen con queso y salsas alioli, brava y barbacoa) idóneas para abrir boca. Patatas fritas de verdad. Los pimientos verdes quizá pasaron algo desapercibidos, pero los fuegos de artificio comenzaron a sonar cuando el bueno de Iñaki puso sobre la mesa unos nachos Frank Sinatra siderales, guarnecidos con bacon, pepinillo, carne picada, pimiento rojo, queso, comino y salsa chimichurri. Enjundiosos y subrayados por un picor elegante, mas atrayente que disuasorio. Aunque la niña bonita del local es la hamburguesa Mardi Gras, evocación de Nueva Orleans con picante salsa cajún, pepinillo y queso, decidimos jugárnosla con la llamada saltxiburguer. E hicimos pleno. La carne se moldea a modo de bastón o salchicha, para que se ajuste a una chapata delicada, crocante y templada que ensalza el gusto de las rodajas de tomate, la alegría que aporta el generoso pepinillo y la sabrosura de la salsa chimichurri. Amén de la contribución de cebolla, queso, albahaca, comino y aceite de oliva. Excelente sinfonía. El fin de fiesta llegó con una botella de Gecko, gominola liquida a base de vodka y con gusto a caramelo que se bebe por chupitos como si fuera agua. Pero...
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