¿Es un mosquito? ¿Es una pulga? ¿Es una quisquilla sietemesina? ¡No! Es una de las gambas que anuncia (¡y retrata en el frontal y en el reverso como si fueran carabineros!) el envoltorio de Tallarines al estilo japonés, una de las Ideas al Plato que comercializa Gallina Blanca.

Sumidos en nuestra particular segunda gran depresión, tras disfrutar un buen concierto de Manic Street Preachers, nos entregamos a la comida deshidratada y descubrimos cuánto daño ha hecho a la gastronomía el cine de los ochenta, con títulos como ‘Cariño, he encogido a los niños’ y ‘El chip prodigioso’. ¿O será la moda de la nanotecnología?

Señores empresarios, no engañen con sus fotos a los consumidores. Si las gambas no son del tamaño que anuncian (ni por aproximación, oigan; son incluso más pequeñas que los trocitos de zanahoria que las acompañan), tenemos motivos para pensar que igual también es falso que este producto en cuestión es bajo en grasa, se ha elaborado sin colorantes y no contiene grasas hidrogenadas.

Vistos los crustáceos decápodos, con gran dificultad, ¿por qué vamos a creernos el resto de sus promesas?

(se quedó pistojo buscando las gambas Igor)

Pequeñas no, enanas (foto: Cuchillo)

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Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Director de Suite, el único foro gastronómico sin cocineros de este país.

igorcubillo.com