S.O.S. TeleMadre, ¿dígame?
Tarde de miércoles llegando a casa. Acabo de aparcar el coche. Cojo el bolso, el portátil, una bolsa con fruta, el pan y el abrigo. Llego a la puerta y no consigo encontrar las llaves. Con el codo toco el timbre y, por fin, me abren. Hola, qué tal, qué tarde, vaya mala cara que traes y encima qué pelos… Yo también te quiero, pienso. Y sigo escuchando. Por cierto, que mañana vienen mis amigos; nada 4 ó 5 a ver el partido… algo sencillo, unas birras y “ya cenaremos algo… ¿verdad, cariño?”. Dejo en el suelo el pan, el abrigo, la fruta, el portátil y el bolso. Corro a la nevera y advierto frigorífico de estudiante y el congelador que hace eco. La moral también directamente al suelo. Supongo que antes era mejor esposa, estoy perdiendo todo mi punch… Así que busco en el teléfono… y marco… ring, ring.
TeleMadre: Telemadre, buenas tardes. ¿En qué puedo ayudarle?
Yo: Buff, en todo.
TM: Usted dirá…
Yo: Pues sí. Mañana a las 8:30 he quedado en la oficina. Después saldré pitando, una hora y cuarto de coche y reunión incierta con riesgo de plantón. Café para repostar sola o acompañada, y vuelta. Otra hora. Ni pasaré por el despacho y directa a la asesoría para repasar el cierre del año (qué miedo). Vuelo a la oficina. Hora de comer. Tocará manzana y por patas al dentista. Aún con efectos de la anestesia, recibiré a un proveedor con malas noticias. Le doy media hora, que viene el de prevención de riesgos. No le invitaré ni a un café, que tengo que terminar una oferta sin excusas. Me da que no llegaré a la reunión del cole… Mala madre, pero que muy mala. ¿Y el deporte de los jueves? Va a ser que no.
TM: No se altere, creo que podemos ayudarle. Con carácter urgente disponemos de pimientos del piquillo rellenos de morcilla, a combinar con unas deliciosas croquetas recién preparadas y el siempre infalible puding de pescado con sus dos salsas. Si lo acompaña con unas socorridas ensaladas y surtido de lucido embutido para llenar el buche, puede quedar como una reinona. Un par de tortillitas de patata y a correr.
Yo: ¡Mi salvación!
TM: Pues si está conforme con la propuesta, se lo preparamos en cómodos tuppers y un simpático mensajero (probablemente TelePadre) se lo dejará just in time para mañana.
Yo: ¡Qué eficacia!
TM: Además, como usted es cliente habitual y tiene acumulados unos cuantos puntos, junto con el pedido le haremos entrega de un crianza riojano que tanto le gusta, cortesía de la casa. A ver si mejora el ánimo…
Yo: Recomendaré TeleMadre a mis amigas.
TM: Del departamento de calidad me preguntan si conoce TeleSuegra.
Yo: Sí, pero NUNCA responde al teléfono.
TM: Entendido. Muchas gracias por confiar en TeleMadre y que tenga un buen día.
Supongo que sí…
(Uve)
Es de números y tiene un secreto para conservar su línea. Sus amigos se preguntan por la clase de alimento, Uve sonríe coqueta y se guarda su secreto. Aporta el #mistery a Lo Que Coma Don Manuel. Amiga del anonimato, viste de negro, escucha a Roy Orbison para alegrarse, le parece que Iván Ferreiro grita, estudió en colegio de monjas, le chiflan las ostras, ofrece cerveza a los gremios y trajo el TeleMadre a Euskadi. Siempre de aquí para allá, pasa la noche mirando la Luna, esperando que pase un cometa o baje un platillo volante. Lo normal, al conocerle, es preguntarle: “de qué planeta viniste?”.
Genial por telemadre, pero una cosa: si los que vienen son amigos de tu marido, ¿porqué no se ocupa él de la cena? (mal marido, y no mal mujer como dices!) y de paso que llame a su telemadre! jajaja
Eres una artista yendo de lado a lado, y encima haciendo las cosas bien!
Un abrazo!