Del cerdo nos gustan hasta los andares, para qué negarlo. La verdad es que, en ese aspecto concreto, no somos una excepción. Pero también es cierto que nos gusta, especialmente, el jamón de bellota. Y si es acompañado de buen vino, mejor. No es cuestión de capricho, sino de cultura. De cultura general, no sólo gastronómica. Una sabiduría y una experiencia que siempre he tratado de transmitir a mi descendencia, chavalería que pronto aprendió a pedir solomillo y rodaballo salvaje en cuanto salíamos a comer fuera de casa. «¿El niño está bromeando, verdad?», nos ha preguntado más de un camarero…
No quiero ser ejemplo de nada, pero sería fenomenal que los niños de este país cogieran un berrinche cada vez que sus madres no les pongan en el plato unas kokotxas (aka cocochas) de merluza o unas mollejas de cordero, en vez de encapricharse con la repostería industrial. Los responsables de Xabarín Club, programa infantil y juvenil de la Televisión de Galicia (TVG), debían pensar igual que yo, porque el mordaz Miguel Costas (Siniestro Total, Los Feliz…) y sus Aerolíneas Federales interpretaron en su marco este ‘Quero xamón’, canción en la que el protagonista pierde la paciencia al no poder llevarse a la boca eso mismo: una ración de jamón, de jamón curado. Aunque no sea pata negra, aunque se trate de trozos sobrantes, de esos que se incorporan a la sopa. Pero jamón. Viva el cerdo (viva).
(Cuchillo)


Es el pequeño de los Cubillo Brothers. Nació en 1991, en el mismo Bilbao, es más de salado que de dulce y acostumbra a disociar, con lo cual cambia de apariencia física con frecuencia. Como Robert de Niro antes de rodar Toro Salvaje, pero a lo tonto, por la cara. Él es más de toro tataki. Aprendió pronto que Dow Jones no es un cantante, le incomoda la fama de criticón, pues siempre ha sentido simpatía por el débil, y una máxima guía su proceder: «más vale que zozobre, que no que zofarte…». Católico practicante, que no celebrante, en su bautizo el párroco ofició vestido de Elvis, cantó himnos y salmos, y entonó el ‘Burning Love’. Vio la luz el día que se fotografió con Ferran Adrià y el de L’Hospitalet de Llobregat le puso una mano sobre el hombro al tiempo que decía: «Cuchillo, la gastronomía es el nuevo rock and roll». Amén.
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Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Director de Suite, el único foro gastronómico sin cocineros de este país.

