California Gurls. Katy Perry tiene las tetas grandes de comer mucho azúcar (y otras leyendas urbanas)

Todos los miércoles, cada 15 días, me paso por la weg para desbarrar un poco y, como buen viejales, digresionar (si la RAE acepta indentikit, espero que acepte este verbo). Hoy me siento aventurero y voy a digresionar en un momento musical, pese a que esta weg tiene como jefazo a un crítico de música de prestigio, don Igor Cubillo, y a que en ella también escribe otro de los popes de la cosa, su hermano/brother Óscar Cubillo, el terror de las bandas indies.
Reconozco mi incultura musical popular. Como los gourmands donostiarras, en lo de la música, me quedé en cosas rancias y viejunas como la Cantata ‘Schmücke Dich, O Liebe Seele’, del tito Bach, o el ‘Let The Bright Seraphim’, en interpretación de Kathleen Battle y Wynton Marsalis. Cosas así, raras y que te hacen quedar como un paleto en un programa de cultura general como ‘Sálvame’. Ahora, como no tengo oído, me pone lo divertido, lo bailable, lo cantable en el coche y las canciones de borrachera. Por lo que lo mismo le doy al Danza Kuduro, que a lo último de Arcade Fire. También me gusta, y mucho, todo lo de Katy Perry.
Confieso que me fijé en Katy, en primer lugar, por sus bellos ojos, luego se me fueron los ojos a sus enormes tetas y, finalmente, escuché la música. No debemos despreciar la producción de esta californiana, evangélica, con formación operística y cantautora. Detrás de sus canciones hay más ingeniería musical y producción que en el viaje del hombre a la luna.
Soy amante, más bien he sido, de las chicas con un punto gamberro como Katy (y también de las poseedoras de grandes tetas, pero de eso hablaré otro día). Katy es, creo, bastante honesta. Promete lo que da, diversión y ritmo, y no hace como nuestro presidente de nuestro Gobierno español que promete y luego te da por el bul si te descuidas.
(atención digresión)
#Rajoymariquita está a un año de las elecciones y, como ha engañado a todos y todas, ahora nos cuenta la murga que Eshpaña está empezando a salir de la crisis. No se lo crean. Probablemente no seré economista o no habré pasado por Sarriko, como la mitad de los blogueros/as gastro de Bizkaia, pero sé reconocer la diferencia entre un PIB nominal y uno real. Y es que, en una situación de deflación como la que vivimos, al introducir (con perdón) el deflactor nos da como resultado que la economía española no está creciendo sino cayendo. Así que no os venda Mariano, el corto, su moto. Queda recesión (o depresión) para rato. Que se vaya con sus mentiras a tomar por culo, a mamarla o, peor aún, que se vaya a un sitio que no le guste. A trabajar un poco.
Me consuela pensar que con este régimen incapaz acabará, en unos años, la gente de Pablemos, si es que consiguen evitar la infiltración del CNI en sus filas. En eso, los servicios de inteligencia españoles se lo montan muy bien.
Aquí, en paisito, consiguieron dinamitar el delirio soberanista del Capitán Escabetxe poniendo en su Gobierno, como submarino, a uno de sus mejores agentes. Abrazo Madrazo hundió desde dentro ese Gobierno y ahora se aplica a la tarea de hacer de termita en Podemos. Es un crack, Javitxo.
(Fin de la digresión)
Y, por dónde iba. Sí, Katy. En esta ocasión hemos elegido uno de sus clips en el que hace un claro homenaje a la saga Candy Crush y se pega un atracón de azúcar en compañía del rapero Snoop Dog.
Chicas de California, somos inolvidables,
pantalones muy cortos y bikinis,
una piel besada por el sol, tan caliente
derretiremos tu polo...
Chuches, helados, algodón de azúcar, muffins, cronuts. Y, sobre todo ello, la carnal Katy, vacilando al personal y vestida (o desnuda) de Carmen Miranda. Azúcar para regalar, un signo de los tiempos, y es que, amiguitos, el azúcar es una droga adictiva y nosotros, esta sociedad occidental, estamos empeñadas en acabar diabéticas (aceleradas). La dosis recomendada de azúcar por la OMS es de 25 gramos al día, y nuestro consumo medio de azúcar es de 112 gramos al día. De esta manera cada día que pasa acumulamos grasas, somos más obesos y con más enfermedades cardiovasculares. Pero bueno, digresión, Katy hace lo que puede, baila, salta y con sus chicas californianas trata, con ejercicio, de quemar el atracón. Lo que se viene a ser llevar un estilo de vida saludable. Esa milonga, la del ejercicio, es la que nos venden cada día las empresas de aguas azucaradas para que consumamos sin arrepentirnos sus jarabes adictivos. En eso son las nuevas tabacaleras del siglo XXI.

Aprovecho que tengo más años que Matusalén para decir todo lo que me sale del rabo guisado.
Considero que el acto de comer es uno de los placeres más marranos que nos ha procurado la existencia y zampo igual que un gochu, sin preocuparme de las apariencias ni del qué dirán.
Pienso que estas historias de las gastronomías, y de los gourmandettes, tienen más trampas que las chimberas de feria, y por eso soy el primero que se ríe de la cosa y de los jetas que se arriman para ver si les cae algo. Yo paso de todo, me pago las comidas y por eso digo lo que me parece.
Circulen, circulen, aquí ya no hay nada más que ver. A cascarla, a Parla.
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