Con el regusto de una larga y muy recomendable excursión por las Hoces del Río Duratón, y de un pequeño paseo por la impresionante Sepúlveda, nos centramos en el turismo gastronómico. Después de recorrer la ciudad y de buscar un lugar adecuado, llegamos al Restaurante El Señorío de Sepúlveda, típico mesón castellano situado a unos 200 metros de la Plaza Mayor.

El aroma a horno de leña invitaba a catar los productos de la tierra, y así hicimos. De entrante elegimos unas morcillas que, aunque no nos disgustaron, tampoco nos llamaron mucho la atención; para nuestro paladar tenían demasiada especia, pero eso va por gustos. Acompañamos la comida con un crianza de la zona, Ribera de Duero por supuesto; nos dejamos aconsejar y, la verdad, he de decir que acertamos.

Como plato estrella, y estando en Segovia, no podíamos degustar otra receta que no fuera cordero asado, acompañado de una ensalada de la huerta, y resultó extraordinario. Quizás porque estaba tierno y jugoso, o debido al apetito canino, el caso es que cumplió sobradamente nuestras expectativas. Desde luego, es el plato estrella (el cordero) y a mi parecer sobran los entrantes, y hasta el postre. Este último pasó sin pena ni gloria pero, eso sí, la relación calidad-precio es muy buena. Y reconozco que, entre la comida, el calor de la chimenea y el vino, salimos contentos del establecimiento.

 (Saboreado por Amaia)

Foto tomada de portalsegovia.com

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Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Director de Suite, el único foro gastronómico sin cocineros de este país.

igorcubillo.com