Amaneció un día primaveral, de los que invitan al turismo. Y si es turismo gastronómico, mucho mejor.

Con lo justo puesto, pero con la cartera llena, por si acaso, nos dirigimos a un maravilloso enclave situado en el norte de Castilla, tierra de El Cid. Frías, la ciudad más pequeña de Europa, con sus escasos 300 habitantes, nos esperaba impaciente.

Qué bella ciudad, con su hermoso castillo y sus casas colgantes, que no tienen nada que envidiar a las de Cuenca. Pero vayamos a lo que fuimos, a comer. Para ello, de entre los tres o cuatro que hay, elegimos un pequeño restaurante situado bajo el castillo, desde el que se puede observar su majestuosa torre principal. El local tiene de nombre El Chato, de corte rustico pero muy correcto. Nos adentramos en el comedor, bastante amplio, por cierto, y una agradable camarera nos dirige a una mesa.

Tras una pequeña espera, que nos amenizan con unas aceitunas, nos dan a elegir entre menú (16 €) o carta y, como el dinero está para gastarlo, nos decantamos por la carta. Puede que ése fuese nuestro principal error.

Tras examinar la carta, vemos que una gran cantidad de platos sólo los tienen bajo encargo; bien sea paella, cochinillo o marisco. Así que, tras mucho deliberar, nos decantamos por una tablita de ibéricos para compartir, de entrante, y posteriormente un chuleton, también para compartir.

Los ibéricos tenían una pinta excelente pero, por desgracia, sólo era eso, apariencia. El jamón parecía recién extraído de un sobre al vacío, mientras que el chorizo estaba excesivamente duro. Para ser justos, he de decir que el lomo estaba excelente.

La carne que vino después me dejo boquiabierto; de una calidad excelente, sí, pero llamar chuletón a ese filete grueso es una infamia. Un chuleton no puede ser un trozo de carne que no llegaba a los 300 gramos. Las patatas caseras pero, por dios, un pimiento para dos… ¿Qué no habían entendido de la palabra compartir?

Por lo menos, el vino estaba bueno (una botella de Marqués de Vitoria crianza) y los postres, caseros, hicieron que el mal humor que llevábamos se calmase un poco. Unos cafés y a pagar.

La cuenta fue bastante escueta (lo contrario ya hubiese sido el colmo) y se arreglaron con  45€. Aunque, si lo piensas fríamente, sólo comió uno, salvo los postres. En fin, ustedes decidan por si mismos pero, si van por allí, tengan la seguridad de que no me verán dentro.

(remembranza de Iván, de cuando comía)

 Ver ubicación

c/ Mercado, 21; Frías (Burgos)

947 35 70 69

[box type=»warning»] EL CHATO CUENTA CON NUEVA GERENCIA DESDE SEPTIEMBRE DE 2013. ESTA RESEÑA ALUDE A LA EXPERIENCIA DE NUESTRO COLABORADOR EN UNA ETAPA ANTERIOR DEL NEGOCIO.[/box]

Estampa de Frías.

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Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Director de Suite, el único foro gastronómico sin cocineros de este país.

igorcubillo.com