Cervecería El Casco Viejo (Madrid). Si esto es lo que enseñan…
El Foro nos gusta porque nos ponen su tapita con la consumición. Y ya sabrán que somos seres racionales; de los que comen raciones en los bares, vamos. Si el sólido llega en forma de convite, miel sobre hojuelas. Por eso la decepción fue significativa poco después de que el Comando Madrid se las prometiera felices al traspasar el umbral de la Cervecería Casco Viejo, en Las Infantas, y ver que en la barra se invitaba a patatas fritas, sus trocitos de embutido y tortilla de patata. Buena compañía para unas cervezas, pardiez. Sin embargo, el camarero nos debió ver cara de turista, o de no haber dado un palo al agua en todo el día, porque sólo puso en el pequeño plato unas tristes patatillas. Ni rastro de chacina. Ni sombra de tortilla. ¡Castigados sin postre!
La decepción fue significativa en primera instancia, lo dicho, pero cuando fuimos al cuarto de baño el alivio fue aun mayor. Si eso es lo que enseñan, si así mantienen lo que permanece a la vista, no queremos pensar en qué estado tendrán la cocina. Si las patatas venían en sobre cerrado y el camarero tenía las manos limpias, nos consideramos afortunados. Gracias por discriminarnos, amigos.
(le gusta la discriminación positiva a Cuchillo)
c/ Las Infantas, 26; Madrid
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
La semana pasada, en Santander, en un bar cercano a Cañadío, nos cobraron a 1,20 cada zurito (te cuesta un eurito en casi todas las tascas) y encima no nos pusieron tapita. Todo el mundo con tapita excepto el menda y La Txurri. A mí me daba igual, pero ella se lamentaba y le dije que si quería ese quesito parmesano se lo reclamaba al camarero (un argentino, oyes). Ella orilló el conflicto, yo me quedé con las ganas de jaleo y sentencié rencoroso: ya no volvemos aquí. Y es que en Santander, en La Pozona, hay decenas de bares chéveres: el Tívoli, la Cigaleña…
amigo O:C. si quiere un nuevo episodio de mal trato cántabro (qué casualidad) no pierda la siguiente entrega de LQCDM