Comer pollas. Del Concepto a la práctica
Aviso para los jovenes de corazón. De lo que vamos a hablar a continuación no es de un plato de buen gusto. Es un trago amargo, pero el interés informativo hace que lleguemos hasta al fondo de la cuestión. Como dicen en Tele 5, «la sociedad nos lo demanda»; eso, el SEO, el desaforado deseo de visitas que hacen que las miserables existencias de los que escriben en el blog tengan algún sentido, hacen que descendamos, una vez más, a los infiernos de la antropofagia. Un canibalismo localizado. Vayamos por partes.
El idioma de Cervantes es muy explícito en lo que se refiere al sexo oral cuando el sujeto paciente de la cuestión es un hombre del sexo masculino. «Comer pollas» es una expresión que en sus derivadas es tremendamente rica en significados. Desde el insultante me vas a comer la p. a los neologismos eres un@ «comep.» y así en un largo etcétera. El castellano, en lo tocante a palabras soeces, es un idioma vibrante y expresivo. Los extranjeros cuando lo aprenden descubren alborozados un mundo de posibilidades en cuanto al insulto y la grosería. Los localismos del sexo oral perpetrado en miembros masculinos son infinitos: «bajar al pozo», en Puerto Rico; «conferencia de prensa», en Chile; «comer la empanada», en Uruguay; «limpiar el sable» (en celebrada expresión popularizada por Torrente); «hacer unos wend’ys», en México. El límite, la imaginación.
Naturalmente, nadie en su sano juicio pretende llevar la frase a su literalidad. Salvo que uno se llame Mao Sugiyama, un artista japonés que se define como «asexual» y que ahora es «asexual» en toda la crudeza de la expresión. Mao decidió que sus genitales no eran una parte vital para su anatomía, por lo que el pasado 8 de abril decidió escribir en su Twitter el siguiente mensaje: «Estoy ofreciendo mis genitales (pene, testículos y escroto) como comida por 100.000 yenes. Los prepararé y cocinaré como pidan los compradores en el lugar que elijan».
Como hay ‘gente pa to’, hubo seis personas, cuyas identidades no se desvelaron, que mostraron interés por comerle la polla al japones en sentido estricto. La comida tuvo lugar finalmente el pasado 13 de abril y a ella acudieron cinco de las seis personas que se habían apuntado, que pagaron 250 dólares por disfrutar de los manjares. Sugiyama cocinó sus genitales y los condimentó con champiñones y perejil, según informaron en The Huffington Post.
Es un shock, pero también un contrasentido si nos referimos a la parte gastronómica del asunto. No hemos catado la fruta prohibida, ni en el sentido literal ni en el figurado, pero imaginamos que, además de correoso, el miembro tiene que estar más duro que la carne del pescuezo. Puestos a elegir, hay partes de la anatomía más apetitosas y con mayor sustancia y fundamento.
La noticia nos lo encoge todo, nos sobrecoge, nos da bajona y nos los deja del tamaño de guisantes, pero si miramos referencias artísticas veremos que el concepto de la deglución artística de aparatos reproductores está presente en algunas de las obras contemporáneas más vanguardistas . En la película ‘The cook, the thief, his wife and her lover’, de Greenaway, un mafioso propietario de un restaurante de lujo, abusivo y pendenciero, asesino por más señas, tiene que probar de su propia medicina y degustar a la fuerza el bocado del pecado del cuerpo rustido del amante de su mujer que da título al film.
Otras propuestas arriesgadas que tienen relación con la ingesta de simbólicas partes casi llegan a costar el cargo a una ministra sueca. La degustación de una instalación artística, un pastel que simulaba el cuerpo de una mujer africana víctima de la terrible mutilación genital, supuso un terremoto político. Y es que, aunque sea de manera simbólica, hay que tener mucho cuidado en lo que uno/una se lleva a la boca.
Siempre es más gratificante acudir a la mitología que, aunque bruta y explícita, suele dar mejores resultados. Afrodita, la diosa del amor, surge como origen de un corte por lo sano de genitales que Cronos (dios del tiempo) hace de su padre Urano. De ese sangriento despojo, arrojado al mar, nace Afrodita. De ahí que se le conozca como «la diosa nacida de las olas» o «nacida del semen de dios». Siempre es mejor ese uso que un grosero guisote perpetrado por un japonés chalado. Eso es pene para hoy y hambre para mañana.
(un artículo explotation by Gianfranco Stegani)
El patriarca de esta cosa. Considera que el acto de comer es uno de los placeres más enormes que nos ha procurado la existencia. Y a eso se aplica. Y a contarlo.
Tengo entendido que lo que hizo fue someterse a una operación de reasignación de sexo y con las «sobras» hizo un menú que una vez subastado le dio para pagarse la operación y aún saldría ganando.