Cocina para vagonetas: espaguetis a la cubana
La ansiedad es uno de los grandes males de la cocina. Y de los cocineros. Uno entra en ella con un simple cosquilleo, un runrún de nada en el estomago, y termina deglutiendo suficiente pan, embutido, bizcocho, snacks, fruta (no, fruta no) y frutos secos como para sepultar a un centenar de gusanillos. Da igual que vaya a preparar algo de comida, que ese sea el motivo de su presencia en dicho espacio, pues el asalto siempre se produce. Indefectiblemente.
Uno llega a casa dispuesto a darse un baño de autoestima bordando un arroz a la cubana, y simplemente el ratazo que tarda en cocer el arroz, esos interminables 20 minutos que siguen a la previa del ajo y el aceite (¡hala!, más tiempo), es lapso suficiente para tumbar la dieta. Que si parto un poco de chorizo; qué tal el salchichón; vaya, quedaba un trozo de queso; venga, otra cerveza; me gustan estas patatas; qué bien que sea época de pistachos… Que sí, que ya está liada.
No obstante, otro gallo canta si nos saltamos las normas y cocemos pasta, sorprendiendo al mundo (y a nosotros mismos) con unos espaguetis a la cubana. ¡Qué valiente! ¡Qué audaz! ¡Qué osado! ¡Qué innovador! Exclamarán vecinos e invitados. Tardaremos menos tiempo en preparar la receta, aproximadamente la mitad, y, entre ponte bien y estate quieta, apenas nos dará tiempo a empapuzarnos.
Por si el factor sorpresa y el ahorro de tiempo parecieran razones de poco peso, decir que es más fácil dejar al dente la pasta que coger el punto al arroz. ¿Argumento insuficiente? Además, de un espagueti comen más que de un grano de cereal; no en vano es más largo, incluso más que el arroz largo. Y los espaguetis son más baratos. Y también te ahorras el ajo. ¡Olé, olé y olé! ¿Qué más quieres, Baldomero? (*)
Ingredientes para cuatro personas: 300 gramos de espaguetis; 4 huevos; un frasco/bote/lata de tomate frito; 3 litros de agua; sal.
Grado de dificultad: psseh.
Coste: será por dinero…
Preparación: se pone el agua a calentar, convenientemente salada, y mientras se espera a que entre en ebullición, en vez de asaltar la despensa se pone un disco de Renato Carosone. A mí me gusta escuchar ‘Tu vuò fà l’americano’, que me permite menear el esqueleto mientras busco la tijera y abro el tetra brik de tomate frito. Si se utiliza tomate casero (casero), se recomienda recurrir a un frasco que puedas robar a tu madre o a tu abuela. Y es que si haces tú el tomate, con su sofrito, bien pochado, además de resultar que eres un campeón, la receta habrá que incluirla en otra sección, no en Cocina para vagonetas…
Cuando el agua empieza a hervir, se incorporan los espaguetis y se dejan cocer el tiempo que indica el fabricante. Claro, si haces la pasta tú, con agua, trigo y sal, ya mereces un monumento y, me veo obligado a insistir, esta sección no para ti. Pasado el rato, suficiente para escuchar también una tarantella y algo de cancíon napolitana, se emplata, se corona con un huevo frito y se cubre todo con el tomate, preferentemente al grito de «¡¡Ahí va el Ebro!!».
La opinión de los expertos
Iker (9 años; inventor de la cosa): «Similar al arroz a la cubana, e igual de rico».
Eneritz (7 años): «Lo que ha dicho Iker».
Moraleja
Espaguetis a la cubana. Tanto nitrógeno líquido, tanta deconstrucción, tanta esferificación, tanto i+d+i, ¿pa’ qué?
(cuchillo)
(*) si eres guapo y tienes dinero
Es el pequeño de los Cubillo Brothers. Nació en 1991, en el mismo Bilbao, es más de salado que de dulce y acostumbra a disociar, con lo cual cambia de apariencia física con frecuencia. Como Robert de Niro antes de rodar Toro Salvaje, pero a lo tonto, por la cara. Él es más de toro tataki. Aprendió pronto que Dow Jones no es un cantante, le incomoda la fama de criticón, pues siempre ha sentido simpatía por el débil, y una máxima guía su proceder: «más vale que zozobre, que no que zofarte…». Católico practicante, que no celebrante, en su bautizo el párroco ofició vestido de Elvis, cantó himnos y salmos, y entonó el ‘Burning Love’. Vio la luz el día que se fotografió con Ferran Adrià y el de L’Hospitalet de Llobregat le puso una mano sobre el hombro al tiempo que decía: «Cuchillo, la gastronomía es el nuevo rock and roll». Amén.
Estimada Julia,
lo cierto es que Cocina para Vagonetas es una sección que va un poco por peteneras. Pero prometemos intentar, al menos, dotarla de una mayor periodicidad. Si lo logramos, procuraremos atender a los celiacos, a los intorelantes (que conocemos unos cuantos), etcétera, siempre que las preparaciones sean de lo más sencillas. Tanto que hasta Iñigo Maiz sea capaz de prepararlas.
No obstante, le recordamos que este es un «blog colaborativo», por lo que cualquiera que se anime puede colgar aquí sus recetas, reflexiones, reseñas… ¿Se anima usted?
Un saludo. ¡Y gracias por leer LQCDM!
Muy buenas tus recetas, pero no tienes algo para celiacos ????
Brutal. Ésta me la apunto.