Les Bonnes Soeurs (París) Francia. Un delicioso bistró en Le Marais
París es una Villa preciosa pese a que, como se dice en broma, no exenta de vitriólica verdad, está llena de parisinos. Lo compensa con su abundancia de parisinas, que mi educación sentimental siempre ha colocado en el top de la mujer sexy. Esa prototípica morenita, con el pelo a lo garçon, piel pálida ojos verdes, fuerte de carácter, boina azul calada y vestido vaporoso al viento. No sigo porque me pierdo y es que esto es un blog gastronómico de los de comer comida y no de los de paladear otras cosas.
En serio, cada vez que acudimos, nos gusta más el callejeo por sus avenidas parisinas, el subir hasta la colina Montmartre, mirar los cuadritos y los pintores, esquivar japoneses e intentar adivinar por dónde se esconde Amelie o la rata cocinera.
Los franceses presumen de haber inventado la cocina moderna y no seremos nosotros quienes les neguemos la mayor. Ir a París y comer mal es peor que un error, es un pecado. Ciertos tópicos como el del exceso de nata y mantequilla o la profusión de pochados son tan exagerados como cuando se le achaca a la cocina española el estar bañada en ajo. Hay hoy cocina francesa moderna, otra con influencias internacionales y luego está la que nos mola, por aquello de lo popular y lo auténtico (y lo no demasiado caro). Nos referimos, naturalmente a los bistrós.
En París tenemos nuestras zonas preferidas y entre ellas está Le Marais. Un barrio lleno de estilo, con galerías, luthiers, tiendas de moda, judíos ortodoxos, petardeo gaylo y un alegre paisanaje, mestizo como todo lo actual. Allí nos sentimos como en casa, y la zona pese a estar cercana al meollo turístico está lo suficientemente blindada para que cualquiera que lo desee pueda hacer la vida de los locales y no quedar como un guri de mérde. En Le Marais está Plaza de los Vosgos, que para nosotros y para muchos otros, es de las más bellas del mundo. Su particularidad, leemos en wikipedia, es la su perfecta simetría, 9 casas por cada lado, sumando un total de 36.
A lo largo de sus 400 años de historia, la plaza, ha contemplado diversos acontecimientos históricos como los torneos de festejo por los esponsales del rey Luis XIII con Ana de Austria; y entre sus paredes habitaron célebres personajes como Víctor Hugo (ahora escritor hipster por la peli de Los Miserables).
Allí, mientras nos empachamos de Historia, en la propia Place des Vosges, acudimos a un restaurante acogedor y de agradable ambiente que nos da la bienvenida con una mesa bien situada. Les Bonnes Soeurs es un local cálido y relajado. Allí se trata de recrear un ambiente familiar y como tal se sirve cocina tradicional reinventada. Todo en un marco de moderna decoración con ese estilo bistró que tanto nos pone. Très romantique, mon cher.
Hemos estado allí a principios de este año terminado en 13. El restaurante también ofrece elaborados, excesivos y deliciosos brunchs. Entre las cosas que probamos en esta ocasión estaba una extraordinaria hamburguesa con queso cheddar acompañada de una compota de cebolla magnifique. También nos dieron gusto al cuerpo las enormes y gustosísimas las ensaladas templadas y constatamos, con alegría, que las buenas hermanas son especialistas en el rissotto. La parte contratante pidió verduras al wok y levitó. Dijo textualmente «las mejores que he probado».
La comanda te la enseñan en una gran pizarra que te acercan a la mesa. Es un sitio pequeño pero muy agradable y como curiosidad debo añadir que en los soportales cercanos están documentados varios duelos de mosqueteros. El precio a la carta, con un vino blanco alsaciano del que no recuerdo el nombre, con un punto de acidez cercano al txakoli guipuzcoano, nos salió por 30 euros por persona. Como yo no pagué, el precio me pareció insultantemente barato. Comimos bien, casi como parisinos honorarios y luego, mientras anochecía perezosamente y un gélido aire acariciaba nuestras nucas, nos sentimos, yo al menos, como Porthos, que siempre ha sido mi mosqueperro favorito.
Zuloko sigue buscando a Amelié
8, Rue du Pas de la Mule; 3ème Arrondissement; París; Francia
+33 1 42 74 55 80
El patriarca de esta cosa. Considera que el acto de comer es uno de los placeres más enormes que nos ha procurado la existencia. Y a eso se aplica. Y a contarlo.
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