Os invito a una excursión inolvidable con un final apoteósico. Mar y montaña. Playas y nieve. Golf y paddle surf. Y el final de la caminata lo celebraremos con un ligero menú compuesto por sopa de pescado, fideos con almejas, calamares con arroz y pixín alangostado en el Restaurante Mirador de Toró (Llanes). El no va más.

El recorrido comienza en La Boriza, balcón al Cantábrico entre los pueblos de Cué y Andrín, y a dos playas que comparten el castro totémico más fotografiado del Oriente de Asturias.

Dejo atrás las privilegiadas vistas del Campo de Golf de La Cuesta, antiguo aeródromo durante la Guerra Civil, desde donde partían las temibles incursiones de la Legión Cóndor de la Luftwaffe alemana. Pero eso es otra (triste) historia.

Ya pienso en mi primer plato, mi recompensa al esfuerzo: fideos con almejas. Guiso de los de antes, caldo ligado con pasta y la salsa de almejas a la marinera con un toque picante. Para verano e invierno. Indispensable. O elige la sopa de pescado y marisco, pero de verdad, de las que parece que te estás bebiendo el Cantábrico. Con almejas, con pixín y gambas, y el toque final de la andarica. O pide los dos. No vas a fallar.

Sopa de pescado y marisco.
Sopa de pescado y marisco, del Mirador de Toró (foto: Alejandro Peña)

Una excursión en bajada continua, por montes y prados, calas y caleyas, cementerios y boleras. Y no te asustes si en un día de oleaje se asoma el bufón “Silencioso”, en forma de surtidor de vapor de agua que alcanza más de 50 metros de altura en días de temporal. Un espectáculo en sí mismo.

Cada día una experiencia diferente. Eso tiene el Oriente de Asturias. Eso tiene su tiempo cambiante. La salida de cada curva es una nueva imagen para recordar. Disfruta del camino, del olor a mar y a hierba recién cortada. Y en el horizonte Llanes, su puerto y el Paseo de San Pedro.

Nada más entrar en el pueblo de Cué te encuentras de frente con su Bolera. Si coincide un entrenamiento de cuatreada, versión de la zona del juego de bolos tradicionales, no pierdas la oportunidad de conocerlo. Te sorprenderá. Luego, toma el camino a la derecha en dirección al mar. A 300 metros aparece el descenso a la Playa de Antilles, una cristalina piscina natural; sin duda, el mejor baño del Cantábrico. Saca el bañador, nada, haz el muerto, bucea y tómate una sidra en el chiringuito mientras escuchas los cencerros de las vacas que pastan en los prados cercanos. Un must. Pero de los de verdad.

Paddle surf en Antilles (foto: Escuela asturiana de surf)  http://www.escuelaasturianadesurf.com/
Paddle surf en Antilles (foto: Escuela Asturiana de Surf)

Segundo plato. Esos calamares con arroz por los que mi cuñado Javier mataría. Firmes, potentes, con una salsa negra satinada gracias a horas de guiso a fuego lento, con tintes de otros tiempos. Ni más, ni menos.

Calamares con arroz.
Calamares con arroz, del Mirador de Toró (foto: Alejandro Peña)

Volvemos a la carretera principal. Al llegar a la plaza del pueblo, giramos de nuevo a la derecha camino a la Iglesia de San Román y a su misterioso cementerio. Lee su enigmático epitafio en la entrada del camposanto. Y siéntate 10 minutos en los bancos preparados para disfrutar de la Sierra del Cuera, del Mazucu, del mar. Y vuelve a pensar en el tenebroso mensaje.

“Lo que eres fui, lo que soy serás”. Epitafio en la entrada al cementerio de Cué, Llanes.
“Lo que eres fui, lo que soy serás”. Epitafio en la entrada al cementerio de Cué, Llanes.

Abandonamos Cué con las pilas cargadas y la mente limpia después de un baño de de sal y silencio. Ya queda poco. Nos acercamos a El Portiellu. Una cala inesperada. Guarida de pulpos y quisquillas. Donde puedes estar, a cinco minutos de Llanes, y disfrutar en soledad del arenal en pleno mes de Agosto.

Cala de El Portiellu.
Cala de El Portiellu (foto: Alejandro Peña)

Tercer plato: llámalo rape, llámalo sapo, llámalo como quieras. Pero aquí lo debes llamar pixín. Un pez feo como ninguno. De carne sabrosa, textura compacta y sabor inolvidable. A la plancha, rebozado, a la cazuela o al más puro estilo asturiano: “alangostau”. Todos impecables.

Atravesando praderas verde oscuro, maizales y huertas nos acercamos a nuestro destino final, la Playa de Toró. El arenal de las mil caras, con sus amenazantes rocas que son testigo de un plató cinematográfico constante. Y, en el alto, nuestro premio, el Mirador de Toró, con inmejorables vistas de la costa y las montañas, y una cocina de calidad fiel reflejo de la tierra que pisamos y del mar que nadamos. Producto excelente que se grabará por siempre en tu boca y en tu memoria. Porque, en ocasiones, el mejor talento es conservar en el tiempo nuestras costumbres. Para eso están Sergio, Nuria, sus padres y todo el equipo del restaurante. Los olores, los sabores, el entorno. Cuando la mayor innovación es saber mantener con dignidad la tradición.

(una propuesta viajera de Alejandro Peña)

ver ubicación del restaurante Mirador de Toró

Av. de Toró, 42; 33500 Llanes (Asturias)

985 40 29 97

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Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Director de Suite, el único foro gastronómico sin cocineros de este país.

igorcubillo.com