ZZ Top. ‘TV dinners’

Nov 19, 14 ZZ Top. ‘TV dinners’

El horno microondas irrumpió en nuestra vida doméstica como una auténtica revolución. Sus posibilidades fueron más que ensalzadas incluso por semidioses como Ferran Adriàn, quien, en los años noventa, sostenía que dicho ingenio estaba «destinado a cambiar la manera de cocinar», pues permitía «realizar operaciones inimaginables». Sin embargo, hoy, aunque está presente en la mayoría de los hogares, es un electrodoméstico que sufre cierto desprestigio. Su uso se relaciona con la impericia, con calentar y listo, con la falta de elaboración. Es el gran aliado de la leche fría, de los alimentos de quinta gama y de la comida del día anterior, de las sobras.

Sumen a esto los peligros que se le asocian, el miedo a la tecnología, ese temor a que las ondas electromagnéticas nos achicharren cuando abramos su puerta. Aunque, despreocúpense, si estamos leyendo esto es porque la Ley de Murphy no se ha cumplido. Eso, o usted y yo somos unos supervivientes; entre magnetrones, campos de radiofrecuencia generados por teléfonos móviles, emisiones de CO2, vino peleón y repostería industrial, deberíamos estar fritos desde hace tiempo.

ZZ-Top-TV-DinnersPero su inocuidad la conocemos ahora. En 1983, que es cuando se publicó ‘Eliminator’, octavo álbum de los barbados ZZ Top, había motivos para desconfiar y asoman en el vídeo de ‘TV dinners’, un canto a la comida precocinada. Marius Penczner dirige una producción que nos retrotrae a la prehistoria del clip musical, recuerda aquellos tiempos en que metíamos duros en las máquinas de videojuegos del barrio y, de paso, refleja el pánico silente a la energía nuclear, a la radiactividad, y a los extraterrestres, a los platillos volantes. Tanto es así que el micro revive, o crea, un monstruo bastante naïff (eso sí) cuyos desmanes consisten en comerse las patatas fritas y cambiar, a escondidas, el canal de televisión.

Venga, una buena noticia: es probable que ‘TV dinners’, ese boogie sofisticado, casi sintético, que se presta al movimiento robótico del bailarín, por obra y gracia del abominable recurso a los sintetizadores, suene el próximo mes de junio en Vitoria-Gazteiz. ZZ Top será entonces cabeza de cartel del Azkena Rock Festival. Quién sabe, quizá usted y yo coincidamos en Mendizabala y cantemos, hombro con hombro, eso de «me gustan las enchiladas y también el teriyaki; hasta me gusta el pollo, si la salsa no es demasiado triste» («I like the enchiladas and the teriyaki too, I even like the chicken if the sauce is not too blue). Bienvenido sea, si es para celebrar nuestra supervivencia.

(también le gusta el teriyaki a Igor Cubillo)

web de ZZ Top

ZZ Top en Bilbao

La del Azkena Rock Festival, prevista para junio de 2015, no será la primera actuación en Euskadi de ZZ Top. The little ol’ band from Texas ya actuó hace seis años en Bilbao, como cabeza de cartel del BBK Live. Durante una hora y media, el trío no concedió tregua y dio una auténtica lección de simpatía, cohesión y potencia. Su peculiar imagen, sencillas coreografías y otros guiños de complicidad animaron aún más una actuación en la que blues rock y boogie adquirieron tonos futuristas y exhibieron el músculo del hard rock, y en la que Billy Gibbons dejó constancia de su pericia instrumental para envidia de los guitarristas presentes. Tocó slide y hasta solos con únicamente la mano izquierda, y su sonido crudo, reiterativo e inconfundible, marca de la casa, elevó un repertorio, con piezas como Gimme all your lovin’ y Cheap sunglasses (cara B de TV dinners), que llegó a su fin con La grange, su deuda con el endless boogie de John Lee Hooker.

ZZ Top

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Ellos son la nueva cocina vasca. 7 Caníbales

¡Txotx! Se desborda la txinparta. Guía Repsol

Sal de Añana, miles de años brotando oro blanco. Gastronosfera

Postres pasiegos: la magia que produce la leche de los Valles Pasiegos. GASTRONOSFERA

Anchoas de Santoña, el milagro de la sal. Gastronosfera

Carolina, el pastel bilbaíno con nombre de mujer. Gastronosfera

Goxua, el postre vasco de inspiración catalana. Gastronosfera

Goxua, el postre vasco de inspiración catalana. Gastronosfera

Queso Camerano, la segunda vida de una receta milenaria. Gastronosfera

La borraja. Gastronosfera

A la conquista del ‘flysch’ de Getxo por tierra, mar y aire. Guía Repsol

Donosti en 9 paseos otoñales. Guía Repsol

Las perlas levantinas más sabrosas. Guía Repsol

Tiempo de angulas, cedazo y farol. Guía Repsol

Laguardia. Una villa guerrera, señorial y vinatera. Guía Repsol

Solar de Samaniego. Una invitación a beber entre líneas. Guía Repsol

La brava alegría riojana. Gastronosfera

Tudanca, carne de Cantabria. Gastronosfera

Chorizo riojano. Gastronosfera

Urdaibai. Margen izquierda del río Oka: historia, bosque y parrilla. Guía Repsol