El Real de Siota (Castañares de Rioja). Futuro hostelero
Recientemente me he desplazado a tierras riojanas para tonificar un poco el cuerpo con paseos por rutas del Camino de Santiago que discurren por diferentes municipios de esta comunidad. Uno de estos municipios ha sido Santo Domingo de la Calzada (si, si, donde cantó la gallina después de asada) y muy cerca de allí se encuentra Castañares de Rioja, un pueblito donde una pareja encantadora (Vanessa y Enrique) regentan un hotelito rural en una antigua casa-palacio del Siglo XVIII, que es donde decidí hospedarme el fin de semana. Puede que en otro momento hablemos sobre el magnifico hotel rural.
Pese a mi habitual poco interés por el placer de la comida, y más cuando te has desplazado para caminar, el sábado me aventuré a probar algo en el pequeño, pero a la par cuidado y coqueto, comedor del Real de Siota. Éste se encuentra en un lateral de la planta baja del hotel, junto a la cafetería, y no tendrá mas de cinco ó seis mesas, con lo cual es muy probable que otra vez esté lleno, pero yo ya había avisado y no tuve ese problema.
Aunque los primeros platos que recitó de carrerilla Vanessa eran variados, me decidí por algo ligero y solicité una ensalada mixta. En algo menos de cinco minutos la tenía sobre la mesa, acompañada de un par de trozos de pan de chapata, crujiente, reciente y esponjoso en su interior; una delicia. Y qué decir de la ensalada, con los mejores ingredientes naturales: tomate casero, de huerta, con todo su sabor; grandes trozos de lechuga, pero nada de recortes de las esquinas, crujientes, verdes intensos y coloraciones amarillentas que resaltaban entre los chorros de un buen aceite de oliva; huevo, patata y espárrago acompañaban este plato que, junto con unos toques de cebolla frita, resaltaban el sabor del tomate y la lechuga. Y además bonito, pero no bonito de lata, ventresca natural, dos grandes trozos que coronaban el plato y que no hacían sino rematar una ensalada perfecta.
Ya sin hambre, aunque ello no impidió que echase un ojo a las impactantes chuletillas de cordero que sirvieron a mi lado, me dejé aconsejar con el postre. Me sugirieron un helado de queso Idiazabal. Habia probado esta variedad en otras ocasiones, pero no aquí, y me alegro de haberlo probado. Exquisito, sublime, con un sabor a Idiazabal insuperable con todos sus matices, con todo su olor ahumado. Una brillante elección.
En resumen, un lugar donde se puede repetir, donde te aconsejan con toda confianza y donde espero que a esta joven pareja, de seguir así, les espera un gran futuro hostelero.
(el tal Iván)
web de El Real de Siota
Calle Mayor, 91; Castañares de Rioja (La Rioja)
941 30 07 88
El patriarca de esta cosa. Considera que el acto de comer es uno de los placeres más enormes que nos ha procurado la existencia. Y a eso se aplica. Y a contarlo.
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