Taberna Marinera Machichaco (Santander). Los mejores pescados de la lonja
Hágase el lector a la idea de que el litoral español mide miles de kilómetros. Sólo en la península (excluido Portugal, claro) hay 3.167 kilómetros de costa, a los que se debe sumar el mogollón de las ínsulas: Baleares y Canarias sobre todo. Pues el periódico ABC hizo este estío una selección de los mejores restoranes marineros de España y le salieron 19 nombres. Cupo el Machichaco y rezaba el texto: «Al Machi, como se le conoce popularmente, se va a comer las mejores rabas, guisos marineros y el pescado más fresco de la lonja». El colega Pato, que es cántabro, se asombró ante la elección y balbuceó: «Si es una tasca…». Ya, pero como lo recomienda el ABC… Además, como nos reveló una camarera al recoger la mesa: «No sabíamos que nos iban a sacar. Para salir en estas listas se paga, pero nosotros no pagamos nada».
Nosotros debutamos en el Machi durante el Festival Turborock celebrado en Santander. Invitó La Txurri, que estaba en racha. El Machichaco se esconde cerca del Hotel Bahía, o sea en el cogollito comercial de La Pozona, próximo a sus estaciones de bus y tren. La terracita se le suele llenar y el comedor inferior también. La barra de la foto se ve afanosa y concurrida y el comedor superior suele merecer ocupaciones cumpliditas. La decoración es un tanto minimal-tradicional, y nosotros nos aposentamos arriba.
Nos atendió una maître flaca que nos aconsejó, informó y, en previsión de que nos hastiáramos, corrigió la inicial petición de entrantes borrando las raciones enteras y reescribiendo medias. Pretendíamos comer pescado, claro, y nos ofreció machote, dorada… La Txurri preguntó casi impertinentemente si eran de piscifactoría y la delgada señorita respondió paciente, amable y orgullosamente que no.
La carta de papeo es larga en el Machi y la de bodega competente y a precios no baratos aunque asumibles. A las marcas de los vinos les apoyan explicaciones subjetivas alegres, en plan el chef David de Jorge. Yo pedí Soliterra (16,20, IVA incluido; bastante recargo, lector: en tienda se encuentra por 5 euritos), un Penedés premiado este año, un vino afrutado y fresco, levemente ácido y con posgusto. Nos lo sirvieron en un cubo de estaño con los hielos y su etiqueta conjugaba las palabras alquimia, vino, sol y tierra, hala.
En el Machichaco también ofrecen numerosos arroces, bastante marisco y no pocas carnes cántabras, pero de plato principal optamos por sendos pescados. Ella ‘lomitos de rape negro a la plancha’ ricos, jugosos, bravos (19,44), y yo un pedazo enorme de dorada (25,92; carete, ¿no?), un lomo bastante hecho, demasiado. Estaba tieso y aún sabroso y tenía espinas grandes como las de Moby Dick. Al igual que todos los pescados del Machi, la guarnicionaban patatas al horno, doraditas en mi caso, y pimientos rojos asados y confitados, muy buenos. La carne de la dorada se desgajaba y la pieza que al primer vistazo me pareció cortita de tamaño sirvió para satisfacerme.
Ella visitó el baño, objetó que es el mismo del bar, y de postre pedimos la tabla de seis quesos cántabros (7,02). «Para acabar el vino», como sugiere su carta tentadora. Y como suelo decir yo. Eran estos seis los tipos de queso: fresco La Jarradilla de Selaya con miel lebaniega (saladito, con sabor a ajo -¿quizá por el descuidado corte en cocina?- y una miel que eclipsó su sabor); de nata ecológico de San Pedro del Romeral (bueno, y mejor con miel); de oveja de Valderredible (muy bueno; en la carta lo venden así: «tipo manchego pero de aquí»); de vaca de Divirín de Selaya (con un premio de ‘World Cheese’ no sé qué); de cabra tipo brie de Santa Gadea del norte de Burgos (blandito ya estaba, pero aún estupendo); y Picón de Tresviso (el azul cántabro que compite con el Cabrales, picantín y el mejor de todos). La Txurri pagó 95,07 euros y después sorbimos un par de cafés en la terraza del Café Suizo (ponen el mejor cortado del mundo), y hala, ¡yo al Turborock! Tan contento.
(La Txurri se volvió a estirar con Óscar Cubillo)
Calderón de la Barca, 9; Santander (Cantabria)
942 21 87 22
Otro más de los licenciados en Ciencias Económicas que pueblan la nómina colaboradora de esta web. Cuando le da por ser comunicativo, manifiesta que publicó el mejor fanzine de rockabilly de España (el Good Rockin’, allá por los 80) y la mejor revista de blues de la Europa Continental (llamada ‘ritmo y blues’, editada de 1995 al 2000). Actualmente junta letras por dinero en el periódico El Correo, por comida en El Diario Vasco, por ego en Lo Que Coma Don Manuel y por contumacia en su propio blog, bautizado ‘Bilbao en Vivo’ y tratante, sobre todo, de conciertos en el Gran Bilbao, ese núcleo poblacional del que espera emigrar cuanto antes. Nunca ha hablado mucho. Hoy día, ni escucha. Hace años que ni lee. Pero de siempre lo que más le ha gustado es comer. Comer más que beber. Y también le agrada ir al cine porque piensa que ahí no hace nada y se está fresquito.
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O sea que la que es del ABC es la txurri y tu, como todos los de la especie tuya en ascenso, os dedicais a hacer palanca. Perdón: ¿qué aporta a tu criterio gourmet decir que la maître estaba flaca? era por ponerla de contraste con el cronista??? cuando dices que fue al baño lo dices en el mismo sentido de cuando te metes con algunos rockeros con debilidades?