The Junk Club (Madrid). Retro vintage & pin ups
Hace ya tres semanas tuve que quedarme a comer en el curro y, a falta de un buen tupper casero, bajé al bar del pueblo a cerrar con cualquier cosilla el agujero que tenía en el estómago. En cuanto al tema culinario, ahí quedó la cosa; lo bueno fue encontrar en una revista una curiosa referencia a este restaurante madrileño, The Junk Club, y, dado que ese mismo fin de semana íbamos a pasar dos días en la meseta, decidí reservar.
Se encuentra en el centro de Madrid, bajo el restaurante La Musa Latina, en plena Latina. El día de la reserva recibí un sms de confirmación en el que se me facilitaba una clave, una graciosa contraseña de entrada, así que a la hora acordada nos dirigimos a la Costanilla de San Andrés a ver cómo nos trataban. Llegamos y en los sótanos de La Musa nos vimos frente a una puerta rustica, azul, con una mirilla redonda de esas antiguas, grandes, de metal con agujeritos. La puertecilla de la mirilla se deslizó, una voz nos preguntó “¿cómo se peina la prima Marisa?”, y nosotros respondimos “se peina como la Mona Lisa”. “Pueden pasar”, dijo la voz, “y cuidado con la puerta, que se abre hacia fuera”.
A ritmo de Pixies con “cactus” accedimos a un local digno de la posguerra, techo en bóveda, ladrillo blanco, mesas recicladas con tapetes de hule, sillas con asientos de eskay, cuchillos con mango de nácar (plastificado) y, como colofón a la iluminación, velas. Los camareros parecían sacados de una orquesta de los años sesenta, con sus chaquetas de solapa estrecha granate y corbatita negra estrecha, para hacer juego, y las camareras tenían un look pin up de rimel espeso y raya gruesa, falda de vuelo y cintura estrecha, todo en negro riguroso y adaptado al Siglo XXI. Fabuloso… En la barra un peso de comida de los blancos, una balanza, vaya, pesaba varias barbies que nos miraban espantadas.
Con el gusto musical in crescendo solicitamos la carta, que llegó en una carpeta de las de parvulitos, con sus gomas y sus hojas sueltas en el interior. Mejillones al bloody mary (mejillones hervidos en un bloody mary), palomitas con pollo, hamburguesas estupendas, crudités de verduras, pollo a la lata (pollito ‘sodomizado’ con una lata de cerveza y al horno), costillas de cerdo con miel, picnic para dos (tortilla de patata en una fiambrera de metal)… Teníamos curiosas viandas para escoger y, para no hacer feos, escogimos un poquito de cada. Todo bien, curioso, sin más; no desmerece, pero sin más… Un “sin más” ligado únicamente a la comida, porque la presentación y el ambiente se merecen un notable, como mínimo. Ah, y la cerveza también.
La ‘dolorosa’ fue acorde a la calidad de la comida, no se cebaron como podrías esperar al ir a un sitio atípico. Seguramente, mi tía la del pueblo me miraría atónita si le digo que esto nos resulta gracioso y diferente, y que estamos dispuestos a pagar por algo que a ella en su casa se lo catalogo de “viejuno”. Con toda probabilidad tiene razón, pero es que en su casa no me pone los Pixies…
En resumen, resultó una velada agradable, en un sitio agradable y que merece un aplauso por su originalidad.
(Inma)
Costanilla de San Andrés, 12; 28005 Madrid
671 541 822
El patriarca de esta cosa. Considera que el acto de comer es uno de los placeres más enormes que nos ha procurado la existencia. Y a eso se aplica. Y a contarlo.
¿Y qué ponía en la dolorosa? Es que lo es barato para algunos puede ser caro para otros. ¿Cuánto costó? ¿Qué se bebió? ¿Entre cuántos? Todo muy bien contado, pero me he quedado con ganas de saber si me lo puedo permitir?
Claaaro que te lo puedes permitir…salimos a 20 euros por cabeza 6 personas.. cervezas de ni se.. 125c es mucho? pero me gustaron, al menos no las había probado..con sirope de no se que .. en eso no puse memoria y soy como dori la de nemo..unas 4, mas un mojito creo y agua y vino.. el vino no merece la pena ni describirlo jejej
Yo echo en falta fotos de las pin ups. No me lo creo mucho…
Cierto Rmrls, se echaría en falta también un jamón relleno de huevo hilado, pero a mí lo que en realidad me desconcierta es el pollo sodomizado por una lata de cerveza… no peco precisamente de hipocondría pero lo insálubre del tema me pone pelín nerviosa 😉 eso sí, lo del look me pirra!
A mi lo de la vajilla duralex, la tortilla en fiambrera y todo eso me parece que va acorde con el escenario, pero de la misma manera, deberían rescatar perlas olvidadas de nuestro recetario vintage como el cóctel de gambas con salsa rosa y fruslerías anacrónicas parecidas en su carta para adecuar mejor la oferta gastronómica con el entorno.