Asador Cueva de las Brujas (Ajo). Menuda vista
El puente del primero de mayo se ha presentado inhóspito climatológicamente pero, como aún así existen ciertas obligaciones que cumplir, no quedó otro remedio que desplazarnos a Santander en manada para ver jugar a nuestros hijos en un triangular de fútbol como buenos padres que somos.
Y como no todo iban a ser penurias, a la vuelta se decidió hacer un alto en el camino para reponer fuerzas en la bella localidad de Ajo. No llovía, con lo que se pudo disfrutar de la bella vista hacia la ría con la que te deleita la terraza del Asador Cueva de las Brujas, un establecimiento donde la cocina, los baños y la barra están emplazados directamente en las rocas y, para atender al publico, dispone de una zona cerrada con ventanales de cristal y otra exterior que tiene que ser una gozada disfrutar en verano.
Hoy nuestros ávidos lectores no podrán disfrutar de la opinión del pequeño de la casa, que exhausto después de pasar la mañana jugando al fútbol no pudo resistirse a unos deliciosos mini bocadillos de chorizo (4) preparados con mucho esmero por el que suscribe.
A los adultos nos acomodaron en unas largas mesas de madera con bancos corridos al más puro estilo cervecera (no se esperen del lugar una decoración chic ni un servicio cinco tenedores) y, tras deliberar un poco, decidimos que lo mejor sería, siendo muchos como éramos, pedir una serie de entrantes variados para compartir y luego segundos platos al gusto de cada uno.
Los entrantes estuvieron compuestos por copiosas ensaladas mixtas, raciones de chopitos, croquetas caseras, chorizo y morcilla recién hechos en las brasas, chipirones en su tinta (no tan buenos como unos caseros, pero sí aceptables) y un poco de queso (aquí fallo un poco la calidad y la cantidad).Para los segundos platos, y aunque previamente se pensó en elegir cada uno el suyo, finalmente se acordó pedir unas fuentes de chuletillas de cordero a la brasa (bendita elección). Aparecieron por allí unas inmensas fuentes de chuletillas acompañadas de patatas fritas caseras cortadas en gordos trozos que conformaban una oda al buen comer.
Para finalizar, y ya cansados por las buenas cantidades que te sirven, nos decantamos por unos postres, según ellos caseros, que no estaban ni fu ni fa. Alguna tarta de queso de la que se hace en diez minutos con un poco de leche y una batidora y unos bizcochos rellenos de chocolate de los que se pueden comprar en cualquier pastelería.
Para beber nos decantamos por un crianza recomendado por la casa y mucha agua fresquita. Por cierto, los posteriores cafés estaban muy ricos, con su espumita y unos sabores muy marcados. A la hora de pagar no se llevarán ninguna sorpresa, 20 euros por cabeza en una comida un festivo. Resumiendo: un local con bellas vistas, con el encanto del lugar y su ubicación, sin mucha presencia en el comedor pero sí con cantidad y, en líneas generales, cantidad en lo que se pide. Seguramente en verano no haya un solo sitio libre.
Al marchar, el enano, que como ya he dicho había comido, dijo “oye, ¿y yo cuándo como?”. Todo quedó arreglado, momentáneamente eso sí, con un helado. Puedo asegurarles que no le sobra ni un solo kilo, bendita juventud, donde lo meterán.
(el tal Iván)
Barrio del Convento; Ajo (Cantabria)
942 67 05 06
El patriarca de esta cosa. Considera que el acto de comer es uno de los placeres más enormes que nos ha procurado la existencia. Y a eso se aplica. Y a contarlo.
Pésima atención al cliente. No son profesionales de la hostelería. Les pides bígaros y el camarero te dice qué es eso.
vamos, que si en Cantabria no saben lo que son Bígaros, pues apaga y vámonos a otro sitio.
NO RECOMIEWNDO ESTE SITIO para comer. Simplemente tomarse unas cervezas, admirar el entorno y las maravillosas vistas así como el paisaje.
Cuándo pongan auténticos profesionales, quizás el cliente vaya y quede satisfecho
Ideal lugar para el programa PESADILLA EN LA COCINA, nunca mejor dicho.
Todo de acuerdo pero tienen camareros poco profesionales y sobre todo uno de ellos, un chico joven, moreno, con un pendiente o piercint. Desagradable en el trato, se encara con el cliente y para nada admite errores. Nunca tiene en problema ni el cliente tiene razón. Sólo por esto lo siento pero no volveré.
me pareció un asco , el encargado del restaurante un grosero y prepotente , yo no recomiendo este sitio podéis entrar y ver un poco el lago con cuidado por que este señor tiene electricidad en las cercas sin señalizar ,