Restaurante Las Cigüeñas (Haro). 49 escalones
Suelo parar por Haro. De camino a Laguardia, mi pueblo vasco favorito, o de regreso a mi casa desde Laguardia. Compro en los supermercados harenses y en sus vinotecas (La Monumental, junto a la plaza de toros, es mi predilecta y cargamos el maletero del carro con cajas de botellas), bebo vinos y como pinchos en sus bares, sorbo café en la terraza del Café Suizo de la Plaza de la Paz y gin-tonics en el interior del pub marino Nelson, también atracado en la plaza. He ido tres veces a comer el menú del día de 12 euros a Las Cigüeñas, local sito en la misma plaza y al que se accede tras subir 49 escalones. Bueno, en realidad he ido cuatro veces, pero una nos marchamos hartos de esperar la cola: era la fiesta autonómica del País Vasco, entresemana, y los ciudadanos se escaparon en masa a La Rioja vecina, para comprar en Mercadona, comer barato y bien, respirar… ¿No era Euskadi donde mejor se vive? ¡Ja!
El caso es que he perdido las notas de mis primeras incursiones, pero recuerdo que en Las Cigüeñas hemos comido pimientos del piquillo con anchoas, ensaladilla potente, chipirones y carnes, paellas que acercan al hartazgo, tarta helada regada de güisqui… A vuela pluma os contaré nuestra última visita, con otra vez el comedor bastante poblado: había oficinistas de esa zona rural, turistas de paso, parejas de ancianos satisfechos y seguramente habituales. Hum… si no le pides peras al olmo, Las Cigüeñas nunca falla. Y el vino que te ponen tampoco: es un buen cosechero.
El comedor principal se abre amplio, con paredes de piedra y partes pintadas en rojo, aparadores rústicos, vigas en el techo del que cuelgan lámparas de tulipas, botellas de vinos viejos de adorno y música de fondo. Ah, los baños están a la entrada, y son viejos, poco acogedores y tipo masivos. Nuestro último día en Haro La Txurri bebió agua y yo disfruté con agua y tinto cosechero riojano, marca Tarón, un tempranillo del pueblo cercano de Tirgo, pelín carbónico y de 2011. No nos cambiaron los cubiertos y nos trajeron el segundo plato antes de acabar (igual que en ocasiones anteriores, pues estarán acostumbrados a las prisas de los comensales y a la congestión del local).
Ese día de primero Susana comió ensaladilla rusa, servida en un copón de postre, rica, con mayonesa buena, espárrago genial…¡Hasta la untó con el pan, cosa que nunca hace! Yo elegí menestra de verduras, un plato colosal, con los trigueros exquisitos, brócoli de combate, pimiento rojo churruscado, cebolleta dulzona… Un conjunto algo grasiento que aun así aliñé con la vinajera que dejaron cerca. De segundo Susana comió pechuga de pollo, jugosa y sabrosa, además de generosa (las raciones no son escasas en Las Cigüeñas), y yo conejo asado, dos patas y con el verde de las especias que gocé sanamente. De postre ella probó una tarta de queso que pidió sin nata de adorno, que le llegó un poco seca y que calificó con un «sin más», y yo una tarta helada al güisqui, rica y con sabor a destilado. Me moló, y eso que no solicité un chorrito de JB porque mi intención era tomar un gin-tonic en el cercano pub Nelson.
Satisfechos y felices salimos y, tras descender los 49 escalones, me fijé en la carta del pórtico: sopa de pescado a 5 euros, menestra a 6, ensaladilla rusa a 5, tabla de ibéricos a 18, cordero a 17, perdiz escabechada a 16, bacalao a la riojana a 12, más una oferta de mariscos en plena meseta. Cuando regrese a Haro igual me animo a comer a la carta, aunque probablemente el menú diario de 12 euros me tiente por sí mismo.
(se emociona subiendo esas escaleras Óscar Cubillo)
Plaza de la Paz, 11; 26200 Haro (La Rioja)
941 31 01 22
Otro más de los licenciados en Ciencias Económicas que pueblan la nómina colaboradora de esta web. Cuando le da por ser comunicativo, manifiesta que publicó el mejor fanzine de rockabilly de España (el Good Rockin’, allá por los 80) y la mejor revista de blues de la Europa Continental (llamada ‘ritmo y blues’, editada de 1995 al 2000). Actualmente junta letras por dinero en el periódico El Correo, por comida en El Diario Vasco, por ego en Lo Que Coma Don Manuel y por contumacia en su propio blog, bautizado ‘Bilbao en Vivo’ y tratante, sobre todo, de conciertos en el Gran Bilbao, ese núcleo poblacional del que espera emigrar cuanto antes. Nunca ha hablado mucho. Hoy día, ni escucha. Hace años que ni lee. Pero de siempre lo que más le ha gustado es comer. Comer más que beber. Y también le agrada ir al cine porque piensa que ahí no hace nada y se está fresquito.
0 Comentarios
Trackbacks/Pingbacks