El Bohío (Illescas). Única y radiante estrella del firmamento toledano
Teníamos ganas de visitar Toledo desde hace tiempo. Toledo, esa bella ciudad famosa, entre otras cosas, por ser donde una jovenzuela y estudiante Gywneth Paltrow se aficionó al chorizo y a la morcilla antes de averiguar lo que llevaban dentro y convertirse en vegetariana forever after. Así que, tras una parada técnica en Madrid la noche anterior, pusimos rumbo a nuestro destino con el objetivo, entre otros, de pegarnos un homenaje de esos que caen una o dos veces al año. Y llegamos a El Bohío (única estrella Michelín en todo Toledo), casa de Pepe Rodriguez Rey, Premio Nacional de Gastronomía 2010 y uno de los jurados del nuevo telereality Masterchef, fíjate tú por dónde.
Bien es verdad que la entrada, hasta que te acercas lo suficiente para ver la carta colgada junto a la puerta, no hace intuir todo lo bueno que hay dentro. Más bien parece el típico mesón de provincias sin excesivo encanto… Pero esa impresión cambia cuando, tras sentarte en la mesa y pedir la carta de vinos, te traen un atril con cinco libracos elegantemente encuadernados, tal cual.
Elegimos un vinito de La Mancha, de cuyo nombre no consigo acordarme, y empezamos la juerga. Tras unos “snacks” muy originales (que no aperitivos, hombre por favor!, que el señor Michelín no permite esas vulgaridades!) nos traen el primer entrante propiamente dicho: cuña helada de queso con aceite de hierbas, praliné y mermelada. ¿Qué cómo se habría preparado el asunto? Ni idea… Era una especie de mousse de queso helada y durita por arriba y cremosa por debajo. A una fan total y absoluta de todo lo lácteo, como es la que escribe, le pareció delicioso y sorprendente a partes iguales.
Seguimos con una ensalada de langostino, manzana ácida en forma de cubitos de gelatina y hojas. Correcta, sin más. Sí, vale que estamos en primavera y, como todos los años, las flores son tendencia en El Corte Inglés, pero en los platos ya cansa un poco… Yo aún no me he comido una flor que sepa a algo, la verdad.
Mucho mejor sabor de boca nos dejó el siguiente plato: lentejas, foie gras y butifarra negra. Poco fotogénico el pobre, la verdad, pero de lo mejorcito de toda la comida. Un nabo cocido y vaciado a modo de cuenco con una crema de lentejas y butifarra en su interior y unas pequeñas bolas heladas de foie gras. Rico no, lo siguiente! Mira que era grande el plato y podrían haber puesto tres raciones más… pero ya se sabe a lo que uno va en los sitios de postín.
Y seguimos con las flores en el siguiente plato… Pero en este en concreto, se agradecía su insipidez: galleta crujiente de pichón y morteruelo especiado. Casi tan rico o más que el plato anterior (aka el primo feo del menú). Según probamos el morteruelo, al consorte y a mí se nos pasó la misma idea por la cabeza: “unas croquetas rellenas de este morteruelo, señor jurado de Masterchef!”. Es lo que tiene conocerse tanto, que tenemos telepatía hasta comiendo…
La lubina con jugo de chirlas, guisantes, grelos y tocino también era para quitarse el sombrero. Jugosa y sabrosa, la lubina tenía que conformarse con ser la secundaria de la peli, ya que los guisantitos tiernos se llevaban todo el protagonismo. Increíble pensar que son de la misma especie que esas piedras verdes duras del arroz chinorris.
Y llegamos a los postres. Dos principales y los consabidos petits fours (que sí que eran petits, sí, pero también buenos, que tampoco hay que desmerecer). El mejor, el de la foto: flan de caramelo. Llega a la mesa en forma de bola navideña dorada y brillante, para que el comensal la rompa y se coma el interior (flan poco cuajado) junto a la capa de caramelo. Este postre yo creo que es la foto de perfil de El Bohío o algo así, porque en todos los comentarios de internet aparece como foto de portada. La verdad es que original es un rato. Me hubiera gustado preguntar cómo lo preparan (un mini globo inflado que sumergen en caramelo, lo dejan enfriar y luego lo explotan para rellenarlo con el flan?).
Y hasta aquí la estupenda comida en El Bohío, que duró tres horas y me privó de la siesta de rigor de los sábados. Había más platos en el menú degustación, pero tampoco es plan de que se duerma el personal leyendo (principales: guiso de costillas con patatas, versión de potaje de bacalao con espinacas, pichón sobre tortilla mejicana de corteza de cerdo; postre: escamas de azúcar, yogur y chocolate blanco).
Nos viene un poco a desmano, pero volveríamos sin dudar.
(Volviose de Toledo con un recuerdo imborrable por otros motivos no gastronómicos María Mora)
El Bohío
Menú degustación 95€ + IVA
web del restaurante
ver ubicación
Av. de Castilla-La Mancha, 81; 45200 Illescas (Toledo)
925 51 11 26
Soy María. Alicantina de nacimiento, baracaldesa de adopción y economista sin mucha vocación. Siempre he sido bastante glotona, la verdad, pero al buen comer y a los fogones me he aficionado en la veintena (esa que está casi terminando). Disfruto como una enana descubriendo sitios nuevos, casi tanto como pidiendo lo más raro que veo en una carta. No tengo blog propio, así que los Manueles me acogen cual cachorrillo sin hogar. Eso sí, tengo Facebook y Twitter, por si queréis cotillear algo sobre mí.
5 Comentarios
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- De Toledo, cocinero o cochero | Lo Que Coma Don Manuel - […] de pichón y morteruelo, en restaurante El Bohío (foto: María […]
El precio lo indiqué en la segunda versión del post! pero parece que se ha quedado en el limbo… 95 lereles de nada…
¿Y el precio no se loa ha saltado la autora? Por saber si me llega.
Uy, pue esta semana santa me voy a Toledo!!
Por cierto, una entrada de lo más entretenida!
BRAVO, BRAVO BRAAAAAAAAVVVOOOOO!!!!! me ha gustado el lugar, me he reido, lo de «masterchef» todo un puntazo….vamos, que se nota el #amordeamiga jajajaj muacks!
B.