Bienvenidos a Arratzain Sagardotegia (Usurbil)
Ayer mismo tuvimos conocimiento de que el domingo por la noche fueron sustraídas las campanas que los responsables del restaurante El Chalet, de Getxo, tenían ancladas en su jardín, junto a la acera de la calle Manuel Smith, en Las Arenas. E incluso hay lectores que nos atribuyen parte de la responsabilidad en el lamentable suceso, porque hace dos semanas dimos publicidad gratuita al referido restorán en nuestra sección Bienvenidos. De locos. En fin, sin comentarios.
El caso es que, como muestra de respeto, para no levantar más sospechas a corto plazo, y para que LQCDM no se convierta en medio de referencia o guía de consulta en todas las Escuelas de Delincuencia del país (rama Atrezo de Negocio Gastronómico), hemos decidido señalar esta vez un objeto de escaso valor. Tal es el caso del tonel que amenaza con partir un día la crisma a algún despistado que cruce el umbral del agroturismo-sidrería Arratzain en día de ventisca.
El barril en cuestión aporta un toque de rusticidad aún mayor a unas instalaciones en las que se aprecia cierto desorden. Con maquinaria y material de construcción en la misma fachada, como se observa en la imagen inferior, bien distinta a la que difunde su web. Y palés repletos de botellas vacías, esperando ser llenadas de sidra «ecológica», en el comedor. Un zumo de manzana fermentado que el cliente puede beber sin cortapisas de ocho depósitos. Así lo hice recientemente, para regar un menú un tanto decepcionante. El chorizo cocido, minúsculo; más un canapé que un pintxo. La tortilla de bacalao, muy aparente, bien rolliza, aunque un tanto sosa; eso sí, fue lo mejor. El bacalao, seco, y acompañado de pimientos verdes; para gustos, yo prefiero los rojos. La txuleta a la parrilla, viuda, sin ningún acompañamiento, sin gran valor gastronómico, ni una triste base que la mantuviera caliente o permitiera terminar de hacer la carne a tu gusto. El postre, a base de queso, membrillo y nueces, digamos que escaso.
Lo dicho, salvo que medie reto o apuesta, no creo que volvamos a subir ese serpenteante Camino de Arratzain, a no ser que tengamos que volver a retratar el tonel.
(toca ponerse las pilas a las sidrerías, comenta Cuchillo)
* Lo Que Coma Don Manuel destaca en la sección Bienvenidos aquellos ornatos, muñecos, carteles, dibujos y otras decoraciones singulares que, con cierta gracia, nos dan la bienvenida a restaurantes, bares, bistrós, tabernas, chigres, sidrerías, tascas y demás locales hosteleros que tanto nos gusta visitar *
Es el pequeño de los Cubillo Brothers. Nació en 1991, en el mismo Bilbao, es más de salado que de dulce y acostumbra a disociar, con lo cual cambia de apariencia física con frecuencia. Como Robert de Niro antes de rodar Toro Salvaje, pero a lo tonto, por la cara. Él es más de toro tataki. Aprendió pronto que Dow Jones no es un cantante, le incomoda la fama de criticón, pues siempre ha sentido simpatía por el débil, y una máxima guía su proceder: «más vale que zozobre, que no que zofarte…». Católico practicante, que no celebrante, en su bautizo el párroco ofició vestido de Elvis, cantó himnos y salmos, y entonó el ‘Burning Love’. Vio la luz el día que se fotografió con Ferran Adrià y el de L’Hospitalet de Llobregat le puso una mano sobre el hombro al tiempo que decía: «Cuchillo, la gastronomía es el nuevo rock and roll». Amén.
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