Mueble bar: Citadelle se pone guapa
Mucho se ha escrito previamente sobre la importancia de la vestimenta. Que si con ella pretendemos proyectar nuestro ideal, siendo un elemento que nos identifica y refleja cómo nos gustaría que nos vieran los demás. Que si es posible hacer una historiografía de la indumentaria paralela a la de la arquitectura. Que si mira qué guapa está Olivia Newton John en ‘Grease‘, cuando por fin se enfunda en cuero negro y pisa la colilla con sus tacones de vértigo. Que si mira cómo cambia el cuento cuando Julia Roberts exprime la Visa en ‘Pretty woman‘. Que si esto. Que si lo otro.
O sea, que a todos nos gusta lucir bien, dar buena imagen, ver con agrado lo que refleja el espejo cuando nos situamos frente a él; y Citadelle no es una excepción. La ginebra francesa ha renovado su look adaptando el tamaño de la botella, ahora más baja, pensando en su almacenaje y exposición; incorporando relieves que facilitan el manejo y las acrobacias a los bartenders; y rediseñando su etiqueta. En ésta aparecen ahora colores cobrizos y destacan la imagen de un alambique y alusiones a los 18 botánicos que, aparte de las imprescindibles bayas de enebro, infusionan durante 72 horas para aportar carácter a la bebida de Cognac Ferrand. Aunque sus responsables aseguran que «uno de los ingredientes más importantes es el tiempo».
La poesía y la paciencia intervienen también, por tanto, en la elaboración de esta London dry gin artesanal (44% vol.) cuya receta se remonta a 1775, cuando la Destilería Real producía una ginebra excelente en la ciudadela (citadelle) de Dunkerque. De ahí su nombre. Se destila durante 12 horas en alambiques de cognac (es fruto de cuatro destilaciones) y utilizando la llama directa, no la destilación a vapor, que terminó imponiéndose tras la Revolución Industrial.
Recientemente fui testigo de una recreación casera de su destilación en pot-still de cobre, me tomé un gintonic suave de Citadelle classic (bueno, dos) y apuré un dedal de Citadelle Réserve, elaborada mediante el proceso solera, reposando durante medio año en barricas de roble francés. Y he de decir que pasé una tarde memorable y dormí como un bebé. Eah.
(Cuchillo)
¿El gintonic (aka Gin&Tonic) perfecto?
5 cl de ginebra buena
4 ó 5 hielos gruesos
0,5 cl de sirope de naranja sanguina
20 cl de tu tónica favorita
1 twist de piel de pomelo
Sirve la copa bien fría, con 4 ó 5 hielos. Incorpora 5 cl. de ginebra buena. Es el turno de los 0,5 cl. de sirope de naranja sanguina, agridulce y rojiza. A continuación llega la hora del twist (de pomelo) y, finalmente, de los 20 cl. de tónica. Chupao. Cheers!
Es el pequeño de los Cubillo Brothers. Nació en 1991, en el mismo Bilbao, es más de salado que de dulce y acostumbra a disociar, con lo cual cambia de apariencia física con frecuencia. Como Robert de Niro antes de rodar Toro Salvaje, pero a lo tonto, por la cara. Él es más de toro tataki. Aprendió pronto que Dow Jones no es un cantante, le incomoda la fama de criticón, pues siempre ha sentido simpatía por el débil, y una máxima guía su proceder: «más vale que zozobre, que no que zofarte…». Católico practicante, que no celebrante, en su bautizo el párroco ofició vestido de Elvis, cantó himnos y salmos, y entonó el ‘Burning Love’. Vio la luz el día que se fotografió con Ferran Adrià y el de L’Hospitalet de Llobregat le puso una mano sobre el hombro al tiempo que decía: «Cuchillo, la gastronomía es el nuevo rock and roll». Amén.
Comenta, que algo queda