Rara es la vez que cambio entre semana el tupper de mi madre o, en su defecto, el no muy apetecible comedor del trabajo por ir a comer fuera. Mainly, porque en las afueras del Gran Bilbao la oferta gastronómica merma y, también porque, cuanto menos minutos gaste en comer, antes puedo salir pitando para casa. Pero la semana pasada hicimos una excepción y nos acercamos hasta el vecino Abadiño a probar La Bodeguilla, que tan buena fama le otorgan los compañeros de currelo. El comedor es chiquitajo (de bodega de pueblo, vamos), pero tienen también terraza, por lo que entra bastante gente de una tacada. A la hora que fuimos estaba a tope. Sólo estaba libre nuestra mesa con su clásico cartel metálico de «reservado».

Con eso de que no podíamos enrollarnos mucho, al hacer la reserva ya dijimos que nos fueran preparando una ensaladita de tomate y cebolleta para cada uno, así como morcilla con salsa de tomate de segundo. Sí, tomate con tomate, cierto… pero es que es lo típico de La Bodeguilla. Los must de la casa.
La ensalada, muy rica y bien de cantidad. Aunque sí es verdad que, personalmente, eché de menos un tercer ingrediente, por aquello de que tuviera un poco más de gracia el tema.
Mientras llegaba el segundo, un platito de morcón hizo más agradable la espera (que no fue nada larga). Yo tuve que cambiar el embutido por medio bocadillo de queso de oveja, lo que no me importó en absoluto. Como siempre digo, si ante una catástrofe apocalíptica hubiera que racionar la comida y me hicieran elegir un único alimento con el que subsistir hasta el fin de los días, sería queso. Casi casi cualquiera me serviría.

Enseguida llegó la famosa morcilla con salsa de tomate. Una cosa bárbara. La mejor que recuerdo. Para mojar, remojar y hasta para rechupetear el plato si se te terminaba el pan. Ganas me entraron de pedir un bote para casa de esa salsita espesa con un punto dulzón para hacerme un arroz con tomate (uno de esos manjares cotidianos que no los superan ni los platos con estrella Michelín).
La comida (ligera, que había que volver a sentar las posaderas en la ofi un ratillo más), una cerveza por barba, y café o infusión, salió por 9 euros cada uno. Sólo la morcilla, ya los valía.
(le gusta que las recomendaciones cumplan las expectativas, a María Mora)
c/ Traña-Barren, 4; 48220 Matiena-Abadiño (Bizkaia)
94 681 43 85


Soy María. Alicantina de nacimiento, baracaldesa de adopción y economista sin mucha vocación. Siempre he sido bastante glotona, la verdad, pero al buen comer y a los fogones me he aficionado en la veintena (esa que está casi terminando). Disfruto como una enana descubriendo sitios nuevos, casi tanto como pidiendo lo más raro que veo en una carta. No tengo blog propio, así que los Manueles me acogen cual cachorrillo sin hogar. Eso sí, tengo Facebook y Twitter, por si queréis cotillear algo sobre mí.
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Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Director de Suite, el único foro gastronómico sin cocineros de este país.
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Se puede cambiar el postre por una tarta decorada con algún motivo para cada ocasión o por una tarta de cumpleaños con velas. La bebida suele ser dada por camareros en bandeja o se puede montar en una barra, lo habitual es que haya vino tinto, blanco, cava…, que son indispensables para un buen cóctel, también ofrecemos barra libre de primeras marcas, la cual podrá ser contratada a parte.
Este local era una pollería hace como unos veinte años?