Mueble bar: Zacapa Centenario nº23, mi ron
Les haré una confesión: no me gusta tomar combinados. Si quieren agasajarme con una buena copa, para lo cual siempre estoy en buena disposición, opten por invitarme a un balón de excelente brandy o, mejor aún, a un dedal de ron Zacapa. De 23 años bastará. Y es que este néctar me conquistó en el mismo momento en que me lo dio a probar mi amigo Aitor Guenaga, viejo compañero de correrías y andanzas profesionales; el primer sorbo bastó para darme cuenta de que tenía ante mí algo más que un simple destilado. Ese vasito encerraba una riqueza de aromas y sabores que no está al alcance de la inmensa mayoría de su ‘competencia’. No en vano, ha sido señalado como mejor ron del mundo mundial en numerosas ocasiones.
Uno se sirve Zacapa Centenario nº23, observa su color caoba y un aroma agradabilísimo, con matices de madera y chocolate, anticipa el disfrute que conllevará cada sorbo, con insistencia en el chocolate, el caramelo… Un gusto dulce, complejo y profundo. Como diría Van Morrison: gloria.
Seguro que el extraordinario resultado está determinado por la calidad de las materias primas, mieles vírgenes (primera molienda de la caña de azúcar) añejados a 2.300 metros sobre el nivel del mar; con el proceso de elaboración, mezcla de rones de reserva, de diferentes edades (de 6 a 23 años), seleccionados de un sistema solera y envejecidos en barricas de bourbon, Jerez dulce y vinos finos de Pedro Ximénez; con el buen hacer de la master blender nicaragüense Lorena Vásquez; y con el entorno, la primavera perpetua de Guatemala, una tierra bañada por el fuego de los volcanes y el agua de dos océanos y numerosos ríos.
Alguna pega tendrá, se preguntará alguno. Si acaso, el PVP, que se aproxima a 50 euros por una botella de 75 cl. abrazada por el cinturón tejido con hojas de palma secas que la decora y distingue. Aunque, créanme, bien custodiada y dosificada, reservada para ocasiones especiales, bien sea con amigos o amores distintos, la compra merece mucho la pena.
(Igor Cubillo)
Periodista especializado en música, ocio y cultura. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). En el medio de la vía, en el medio de la vida, si hay suerte, tal vez. Ha pasado la mayor parte de su existencia en el suroeste de Londres, donde hace más de 20 años empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Harlem R&R ‘Zine, Ruta 66, El País, Bilbao Eskultural, Ritmo & Blues, Getxo A Mano (GEYC), Efe Eme, Den Dena Magazine, Kmon, euskadinet y alguna otra trinchera. Prefiere los caracoles a las ostras. Qué tío. Anda que…
Ah, tiene perfil en Facebook y en Twitter (@igorcubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF. Se le resisten ciertas palabras y acciones con efe. Él sabrá por qué…
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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