Como yo me quedé sin abuelo (en la Batalla de Villarreal).
Atención disclaimer: este post no es que hable mucho de gastronomía, por lo que siéntanse libres de no seguir leyendo a partir de aquí.
Estos días hemos leído en medios locales cómo un grupo de niños de once años participaba en una excursión dentro de un programa de colonias organizadas por las diputaciones vascas.
Durante la jornada, los niños visitaron el monte Albertia, en el entorno de la localidad alavesa de Legutiano. Una excursión que acabó con una queja ante la Diputación. La familia de uno de los niños se puso en contacto con la institución foral para denunciar que una monitora obligó a los niños a «pedir perdón por no saber euskera y utilizar el castellano» para comunicarse. Esta prohibición tuvo lugar frente a un monolito levantado en la zona, escenario de la Guerra Civil y lugar emblemático para ANV.
La familia explicó que la monitora contó a los niños que alrededor del monte Albertia hubo «soldados luchando que murieron por el euskera» y que en este punto quedan hoy «cenizas de mártires».
#Findelacita
Ejem, ejem. Hablemos un poco de la batalla de Villarreal y de los heroicos gudaris que combatieron en la misma. Hablemos otro poco de sus mandos, de la estrategia, de lo operacional y de las tácticas. Hablemos por fin de un hecho militar que costó la vida a muchos soldados de la República.
Las bajas de esa batalla, la única ofensiva que sería capaz de llevar a cabo el Gobierno Vasco en toda la guerra, fueron numerosas, especialmente entre los soldados republicanos. La cifra oficial fue de 4.500, un millar de las cuales fueron muertos. La inexistencia de un adecuado servicio médico (sin hospitales de campaña, sin ambulancias ni reserva de medicamentos) ocasionó el agravamiento de muchas heridas y la proliferación de enfermedades entre los combatientes vascos. Y, en definitiva, la muerte de muchos que se podían haber salvado.
El exceso de confianza de los mandos llevó a soldados sin prácticamente formación a enfrentarse a un enemigo preparado, en pleno invierno, con imposibilidad de superar obstáculos naturales, como los ríos crecidos, y sin horas de sol para el combate.
La ofensiva vasca sobre Villarreal fue un completo fracaso.
Entre esos soldados que se lanzaron el 30 de noviembre de 1936 a un ataque prácticamente suicida estaba mi abuelo. Un señor de 37 años, con tres hijos, el más pequeño recién nacido. Un tipo que desde su comodidad hogareña decidió presentarse voluntario, aunque por edad estaba exento de formar parte de ese heterogéneo ejercito. Julián del Hoyo fue herido el primer día de ofensiva y, de esas heridas, sin asistencia ni posibilidad de evacuación, murió en el frente, sin cuidados, y fue rápidamente enterrado por sus compañeros del segundo batallón de la UGT, el Indalecio Prieto, antes de batirse en retirada. Todavía no sabemos dónde reposa, aunque le hemos buscado, y mucho.
Me imagino a mi abuelo, sus lovely bones, removiéndose en la tierra vasca por la que luchó al saber que algunos dicen hoy que murió por el euskera. Mi abuelo, me lo contaba Marcelina, su viuda, mi abuela, dejó familia, hogar y retaguardia para morir por un ideal humanista, internacionalista y obrero. Por algo llamado Libertad y por oposición frente al fascismo.
Mi abuelo tuvo suerte. No llegó a ver cómo, con el tiempo, les fue hurtada en muchos foros la memoria y el mérito. En concreto, en esa batalla, la de Villarreal, los que mayoritariamente se la jugaron y perdieron, y fueron lanzados como carne de cañón prescindible por mandos ineptos, fueron en su mayoría gente de izquierdas como mi abuelo. Y lo hicieron, así me lo contó mi abuela, su viuda, por defender la Libertad y la legalidad vigente; la suya y la de sus compañeros de armas.
Un respeto. #hombreya
BATALLONES QUE PARTICIPARON EN OFENSIVA DE VILLARREAL Y SU ADSCRIPCIÓN POLÍTICA
-Batallones de las Juventudes Socialistas Unificadas: siete (Amuategui, Castilla, Dragones, Largo Caballero, Rusia, Stalin y Uníos Hermanos Proletarios /UHP). -Batallones del PNV: seis (Amayur, Araba, Gordexola, Ibaizabal, Itxarkundia y Loyola). -Batallones de la UGT: cinco (Asturias, González Peña, JeanJaurés, Pablo Iglesias y Prieto). -Batallones del PCE: cuatro (Karl Liebnecht, Larrañaga, Perezagua y Rosa Luxemburgo). -Batallones de Acción Nacionalista Vasca (ANV): dos (Olabarri y Euzko Indarra; más tarde conocidos, respectivamente, como ANV nº 1 y nº 2). -Batallones de la CNT: dos (Isaac Puente y Sacco y Vanzetti). -Batallones de Izquierda Republicana: dos (Azaña Guipúzcoa y Azaña Vizcaya; más tarde unificados). -Batallones del PSOE: dos (Baracaldo y Fulgencio Mateos) (17).
En resumen, la mayor parte de los batallones que participaron en esta ofensiva tenían filiación de izquierda obrera (dos terceras partes, para ser exactos, considerando como tales a los de JSU, UGT, PCE, CNT y PSOE); hubo ocho batallones nacionalistas (tres cuartas partes del PNV) y solamente dos estrictamente republicanos.
Fuente: La batalla de Villarreal: 30 de noviembre–24 de diciembre de 1936 MIGUEL ÁNGEL SALGADO
Y todo esto viene a que mi abuela, como contaba en el primer suelto de sus recetas, tuvo que ocuparse de servir en casas ajenas tras la muerte de su marido. Se ganó un sueldo para ella y para sus tres huérfanos en casas de la aristocracia de Neguri, oficiando de cocinera, de señora Patmore, autodidacta y arriesgada. Esta es la receta de hoy.
Lechugas rellenas
Después de limpiar las lechugas se cuecen en hojas enteras con un poco de sal (basta con darlas un hervor). Se tiene preparado un picadillo de carne con cebolla pelada y frita, pimienta y sal y perejil; se rehoga añadiendo un huevo batido hasta que cuaja. Se coge un poco de este picadillo y se mete dentro de una o dos o tres hojas de lechuga. Se forma un pastelillo, apretando para que escurra el agua.
Se pasan en harina, huevo batido y se fríen. A la grasa se le añade caldo y se deja cocer en los pastelillos unos cinco minutos. Admite pescado cocido partido en rajas rebozadas y fritas.
Periodista, con especialización en nuevas tecnologías de la información, redes sociales, relaciones públicas, gabinetes de comunicación, Internet y vídeo.
Licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco. Postgrado en Mecanización de la Información promovido por la Unión Europea. Estudios de Filología Inglesa.
Formación en multimedia, diseño web y gestión de empresas.
Radio Euskadi: redactor de informativos y director del programa especializado en nuevas tecnologías «Frontera Azul», galardonado con el premio MTV.
Radio Nacional de España: director de «A primera hora». Corresponsal de las revistas del grupo editorial Heres.
Euskal Telebista: redactor del magazine cultural «Vasta con Uve». Responsable del departamento de Publicidad de la televisión local Tele Donosti.
Sección de Internet y Multimedia de grupo audiovisual vasco Desarrollo de proyectos: deusto.tv , sitio web de la Fundación Buesa y otros.
Asesor de prensa en cosas. ¿Qué cosas? ¿cosas de gobierno? Sí, Peter, cosas del gobierno.
Orgulloso miembro (con perdón) del club de remo Kaiku (cuando ganaba). Hago karate (Shotokan) y subo montes y montañas y cojo olas. In the mood for love.
2 Comentarios
Trackbacks/Pingbacks
- Julian del Hoyo, “niño de la Guerra”. Una historia de refugiados. | Dicky del Hoyo - […] niño murió su padre, miliciano en el 24 batallón de la UGT, el “Indalecio Prieto”, en la ofensiva de…
De los mejores post gastronómicos que he leído. Aunque puede resultar algo indigesto para algunos. Not me.
Mejor una cena recalentada que comerte siempre los platos que otros cocinan.