Ruta del vino de Rueda. Los dominios de la uva verdejo
En pleno corazón de Castilla, donde el margen izquierdo del Río Duero se extiende por campos e cereal y verdes viñedos, donde aún perduran las historias sobre el Camino de la Reina Isabel la Católica y el cautiverio de Juana la Loca, donde artesanía e industria conviven en armonía, se extienden los dominios del vino Rueda. Con esta mezcla de tradición y modernidad, de cruda realidad y leyenda, ubican sus impulsores en el mapa la llamada Ruta del Vino de Rueda, un destino turístico vertebrado alrededor del cultivo de la uva y la elaboración del vino, un ejercicio de hermanamiento de municipios y empresas en busca de provechosas sinergias y visitantes.
Concretamente, son 13 los municipios vallisoletanos que abarca este nuevo imán del enoturismo, localizado en los límites con Ávila y Segovia y puesto en marcha a principios de este año. En sus terrenos cascajosos la reina ya no es Isabel, su majestad es verdejo, la mimada uva autóctona que protagoniza una actividad vitivinícola cuyos orígenes se remontan al Siglo XI. A finales del siglo XIX la filoxera arrasó su viñedo tinto, bien contextualizado entre Toro y Ribera del Duero, y desde entonces la bandera de Rueda son vinos jóvenes, frescos y afrutados, distinguidos por la acidez que salvaguardan las heladas nocturnas, pero de un tiempo a esta parte también hay productores que apuestan por una estructura más compleja y se atreven con la fermentación en barrica de roble y el envejecimiento sobre lías. Nuevas tendencias en una senda ya asentada.
Porque la Ruta es nueva, pero su protagonista no lo es. No en vano, la D.O. Rueda data de enero de 1980, fue la primera Denominación de Origen de Castilla y León en recibir tal reconocimiento, y aún están frescos en la memoria los días en que, en mi tierra, uno no pedía un vino blanco, pedía un rueda. Como no solicitaba un clarete, ni un rosado, sino un navarro. Igual que bastaba decir un pote, un txikito, un crianza o un rioja, para encontrar sobre la barra un vaso o una copa de tinto.
Esa raigambre es, sin duda, aval cuando se habla de Rueda, sinónimo de buen hacer y empatía, de conexión con la gente. Y es también la percha sobre la que se estructura una Ruta del Vino en la que el sople no es el único reclamo; si se aventuran a recorrerla, si acaso a tentarla, no pasen por alto su patrimonio artístico y arquitectónico, sus vestigios de la convivencia entre musulmanes y cristianos, sus templos mudéjares, sus castillos y fortalezas, sus conventos y monasterios. Allí encontrarán, por ejemplo, el Castillo de la Mota (Medina del Campo), antaño prisión de Estado y Archivo de la corona entre los reinados de Enrique IV y Carlos I; la Casa del Caballero de Olmedo, habitada por la magia de Lope de Vega; el Real Monasterio de Santa Clara (Tordesillas), antiguo palacio de Alfonso XI; y el Palacio Real Testamentario (Medina del Campo), donde dictó sus últimas voluntades y falleció Isabel de Castilla en 1504. Mucho más que piedras.
Por supuesto, sigan el rastro de La Católica y La Loca, también la huella de Teresa de Jesús en Medina del Campo, y muestren interés. Visiten Tonelería Burgos, el museo dedicado en Nava del Rey a la actividad de quienes confeccionan las barricas donde duerme el vino. Piérdanse entre las réplicas de edificios civiles, militares y religiosos que componen el Parque Temático del Mudéjar, en Olmedo. Aprendan a elaborar pan en su casa siguiendo las instrucciones del obrador Pecado Artesano, en Gomeznarro, o participen en los talleres de la Quesería Campoveja, en Serrada. Y, si cada vez les cuesta más subir escaleras, no olviden que el turismo de salud no es ajeno a esta iniciativa, que incluye en su oferta algún balneario y tratamientos como la vinoterapia.
Llego al penúltimo párrafo y no he escrito la palabra «bodega». Era un reto dejar para el final un muestrario de ellas, muchas visitables, que permite adivinar la evolución del gremio, desde las galerías subterráneas escavadas en la Edad Media a las líneas modernas de Finca Montepedroso. Ahí están los viñedos centenarios de Javier Sanz Viticultor; la posibilidad de degustar el jugo de distintas uvas en el jardín de variedades de Emina (apuesta por la sostenibilidad y el I+D+I de Grupo Matarromera); el tunel de los sentidos de PradoRey (ofrece claves de las fases visual, olfativa y gustativa de la cata); y los laberínticos kilómetros de túneles con decoración mudéjar que evocan el mito del Minotauro en las tripas del Grupo Yllera. Sólo dos ejemplos.
Qué quieren que les diga, ya llegará el tiempo de ponerse bikini y bañador, disfruten ahora del frío castellano y del calor de sus asados, del lechazo con Indicación Geográfica Protegida, del cochinillo, de las lentejas de la Armuña y los garbanzos de Fuentesaúco. No faltan setas y hongos, por supuesto, hínquenle el diente a sus quesos y no pasen por alto su repostería. Lo han adivinado, también hay mantecados artesanos «al vino verdejo D.O. Rueda». De La Giralda de Castilla. Yo ya estoy desempolvando el abrigo…
(Igor Cubillo)
web de la Ruta del Vino de Rueda
La especialización es un rasgo de la D.O. Rueda. Es bien cierto que, hasta hace poco, la clientela de los bares no pedía un blanco, pedía un rueda. Es verdadero, pero también lo es el hecho de que recientemente los bodegueros de Rueda se han aventurado en la elaboración de otros vinos. De muestra, el Isabelino Rosado, de Bodega Reina de Castilla. O Syté y Vega Busiel, aunque Castelo de Medina presenta estos tintos como Vino de la Tierra de Castilla y León.
Y cuando son muchos los que se asoman a las barras para pedir «un verdejo», no es menos cierto que en la Ruta del Vino de Rueda también se cultivan y vinifican otras variedades blancas, como sauvignon blanc, viura y palomino fino.
Periodista especializado en música, ocio y cultura. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). En el medio de la vía, en el medio de la vida, si hay suerte, tal vez. Ha pasado la mayor parte de su existencia en el suroeste de Londres, donde hace más de 20 años empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Harlem R&R ‘Zine, Ruta 66, El País, Bilbao Eskultural, Ritmo & Blues, Getxo A Mano (GEYC), Efe Eme, Den Dena Magazine, Kmon, euskadinet y alguna otra trinchera. Prefiere los caracoles a las ostras. Qué tío. Anda que…
Ah, tiene perfil en Facebook y en Twitter (@igorcubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF. Se le resisten ciertas palabras y acciones con efe. Él sabrá por qué…
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
Comenta, que algo queda