Covid-19 HAMBRE ESCASEZ MIEDO
Tiempos difíciles nos esperan. El mundo está cambiando de un momento a otro. La pandemia se extiende vorazmente y nos quedará un recuerdo de todo esto. Al igual que en los actos bélicos, no menos importantes, así como en las inundaciones de 1983; esta guerra se está desatando en busca de la vacuna rápida y precoz. Dos de las superpotencias del mundo han convertido una pandemia en una guerra biomédica fría. No dejo de leer en los noticiarios quién es mejor en la búsqueda de ésta. Quién compra a quién, cuáles son las preferencias de cada cual, la cantidad de información que nos envían los medios de telecomunicación. Siempre para tenernos al corriente de esta barbarie farmacológica.
Lo que a mí me supone en términos víricos, políticos y telemáticos es más bien poco. Pero como profesional de la restauración estoy seguro de que puedo aportar.
Entro a trabajar a mi hora, sobre las nueve de la mañana, y me dispongo a preparar todo para la boda de la noche (140 invitados), así como el servicio de comidas que, por cierto, estamos llenos. La llegada temprana de proveedores es considerable para nuestro abastecimiento de enseres: llega el marisco, bogavantes, unos cuantos rodaballos, vieiras, langostinos, solomillos de vaca, las flores de la boda, el músico, una gigantesca tarta de presentación, etcétera… Como equipo de cocina nos dedicamos a la recepción de estos víveres, limpiar, pelar, cocer y dejar todo listo para los clientes. El caos está por llegar.
Urkullu emite un comunicado: se cierran restaurantes, txokos, sociedades gastronómicas, bares y todo tipo de vicio sano que pueda reunir a un puñado de personas.
¿Qué hago con el bogavante? ¿El solomillo está cortado y preparado? ¿Alguien ha llamado a los novios? El caos se apoderaba del local, el teléfono no dejaba de sonar, clientes cancelando sus reservas, la novia llamaba preguntando entre lagrimas ‘¿qué hacemos?’ (sus invitados se reducían por decenas cada minuto). No había tiempo que perder, urgía reaccionar y resolver los problemas.
El gerente decide el cierre inmediato del caserío del siglo XIX. Todos los trabajadores y trabajadoras para casa. Nos pondremos en contacto con todos vosotros en breve.
La cosa empeora a cada segundo nada más poner la tele, todo malas noticias. El gobierno propone un ERTE a la mayoría de empresas. Los autónomos desnudos y sin idea de qué va a pasar con ellos, los cuerpos de seguridad se adueñan de las calles. Confinamiento.
Estamos ante una situación en la que debemos arrimar el hombro unos con otros.
Al fin y al cabo tenemos que reaccionar de alguna manera, si bien como antaño estaremos delante del Mercadona con una cartilla individual de racionamiento ante esta guerra fría.
Jon Gil Zarate es cocinero y la orden de confinamiento a consecuencia del Covid-19 le pilló trabajando en la cocina del restaurante Aspaldiko, en Loiu, Bizkaia maitea.
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