Restaurante Palmanova (Laredo). ¿Quién se comió la ballena?
¿Recuerdas la choferesa negra “de buen ver y mejor palpar” que acompañó a Camilo José Cela en su segundo viaje a La Alcarria, ese hermoso país al que la gente ya le va dando la gana ir? Pues bien, la semana pasada recalé en Laredo cual Viviana Gordon, mas sin Rolls-Royce, y no se me ocurrió nada mejor que consultar a mi amigo Jesús Eliseo Baquero, aka El Mule Carajonero, dónde podía comer un buen menú del día en la localidad cántabra. “Hoy estoy varado aquí, por circunstancias, cual ballena. Cual ballena varada, claro”, precisé. A lo cual él contestó “buen menú y otras cosas tienes en restaurante Palmanova. Es el que mejor lo hace de por los alrededores”, sentenció. Y añadió una intrigante coletilla: “No se te ocurra hacer referencia a la ballena nunca, ni en Laredo ni en Santoña”.
La advertencia hacía referencia a un episodio sucedido en 1942, cuando una ballena de 15 metros encontró la muerte en la playa de Santoña, sembrando la rivalidad entre ambas poblaciones. Resulta que al día siguiente no quedaban ni los huesos del cetáceo, y unos vecinos y otros se acusaron mutuamente de habérsela comido. De ahí la expresión ‘¿Quién se comió la ballena?’, popular en estos lares. Aunque leo en un viejo ejemplar de El Diario Montañés que su carne se subastó en lonja y se conocen incluso los nombres de los empresarios que la compraron. “Una parte fue adjudicada a conserveros santoñeses, un camión viajó a Laredo, otro a Balmaseda y alrededor de otra tonelada se envió al acuartelamiento de Burgos para alimentar a la tropa, mientras que el aceite tuvo como destino Barcelona, donde se aprovechó para la industria cosmética”, rememora Aser Falagán.
Resuelta la duda me planté en Palmanova, a un paso de la playa La Salvé, y a falta de ballena me dispuse a contrastar las bondades de su menú tasado en 18 euros. ¿Ensalada de frutos rojos con queso de cabra? ¿Tallarines salteados con setas y salsa de queso? ¿Estofado de lentejas con chistorra? Mejor pisto manchego, aquí consistente en pimientos verde y rojo, cebolla, calabacín y es de presumir que una pizca de tomate. Todo envuelto a modo de tortilla vegetal y levemente cubierto con queso rallado muy suave, apenas perceptible en boca. Vaya, sí que les gusta la leche con bacterias…
Berrondia en salsa en restaurante Palmanova
El segundo plato ofreció menos dudas, pues no quería carne (descartados zancarrón al vino tinto y brocheta ibérica), no me apetecía chicharro al horno y despertaba mi curiosidad la berrondia en salsa verde. No sabía qué pez era, resultó ser maruca, y me sirvieron en vajilla de gran tamaño, como en las casas bien, tres rodajas del gádido no poco hechas, escoltadas por otras tantas almejas y bañadas en salsa espesita que comí con mucho gusto y cuchara, pues no me seduce la idea de forrarme a pan de poca calidad.
Lo lamentaba al tiempo que daba buena cuenta de café solo y una porción de tarta de queso horneada, con buen sabor, agradable, y un punto cremoso, sin exagerar. Mientras, a mi lado discutían (es un decir) sobre sus preferencias particulares en cuestión de ingesta de alimentos. «A mí me gusta comer mucho», espetaba uno de Basauri. “¿Tú eres del mismo Bilbao?”, le había cuestionado su interlocutor poco antes del siguiente zasca: «a mí me gusta comer bien, aunque sea poco». Inapelable. Yo, particularmente, no comí poco y comí bien en Palmanova, en un comedor secundario que se fue ahumando poco a poco con la txuleta que compartía la pareja en el otro extremo. Mientras, el refectorio principal estaba repleto de comensales sabedores de que este bar restaurante es de lo más recomendable de la zona.
PD. Épico el momento en que el basauritarra confesó «Creo que me voy a retirar ya», mirando a la pieza de carne. «No me jodas», contestó Don Zascas. Se lo había puesto a güevo, eso sí.
Avenida de la Libertad, 20; 39770 Laredo (Cantabria)
+34 942 94 61 26
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
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