Sidra, parrochas y el peor pulpo del mundo, en la calle Gascona (Oviedo)
¿Se acuerdan de Paul? Sí, aquel pulpo común que, pese a no distinguir los colores (como todos los octopus vulgaris, no lo digo por desprestigiarle gratuitamente), tenía tanta suerte que, durante el Mundial de Fútbol de Suráfrica, le ponían frente a dos cajas identificadas con la bandera de un país determinado y era capaz de señalar aquella correspondiente al equipo que iba a ganar el partido de turno… Pues bien, para cuantos acudimos a la ultima Operación Polvorón de 2011, ese tal Paul es un pringado, carne de caldereta, de palillo y pimentón.
Para nosotros, admiradores de Pacita con carencia matinal de ibuprofeno, el pulpo más recordado de todo el siglo XXI es el que nos comimos en El Cachopito. El local se ubica en la calle Gascona, pequeño Bulevar de la Sidra ovetense, destino natural del turista más vaguete donde recomendamos empezar calzándose una docena de ricas parrochas en El Ferroviario. Esta vieja sidrería con atractivo aroma a tasca, donde el infatigable camarero escancia culín a culín infinidad de botellas de sidra Peñón con extrema profesionalidad, disposición casi marcial y principio de surco en su calva frente, no aparece en muchas webs, pero la recomiendan también los lugareños. La mejor referencia. Y en las guías turísticas no faltan indicaciones para llegar a la sede capitalina de Tierra Astur, moderno chigre donde la gente espera lo que haga falta para hacerse con una mesa, aunque en este espacio de moda existe la posibilidad de adquirir productos autóctonos en el mostrador instalado en la misma entrada y nosotros dimos buena cuenta de unos ricos fritos de bacalao en la barra.
Queríamos comer algo ligero y, por decir que somos de Bilbao, terminamos comiendo un txuleton de 1.200 gramos en la Sidrería Villaviciosa. En la misma barra, que por algo somos txikiteros. Lo presentaron acompañado de un bandejón de patatas fritas con alguna tira de pimiento rojo, junto a una plancha con la que llevar cada pedazo al punto deseado. Salió cara la broma (51 euros, con tres botellas de sidra), otros locales de esta calle tienen mejores precios, pero fue divertido. Como divertido fue que Mikoldo, nuestro intolerante de cabecera, amenazara con preguntar “¿Este queso lleva leche?” al pedir en El Pigüeña una ración, a 8,90 euros, de Vidiago. O de cabrales. O de Peñamellera. O La Peral. O Afuega’l Pitu. No recuerdo bien, ¿pero qué más da? ¡Todos están requetebuenos en la mayor mancha quesera de Europa!
Vaya, sin haberlo previsto he terminado dando un pequeño repaso a ese pequeño bulevar donde, a lo que íbamos, comimos el peor pulpo de nuestra larga existencia. Fue en El Cachopito, y nos cobraron 13 euros por una ración de pulpo de textura y sabor decepcionante, sobre montón de patata. Nos está bien empleado, por pedir pulpo en Oviedo, y por hacerlo en un bar de estética modernilla donde la especialidad es otra (los cachopos: originalmente, lonchas de jamón serrano y queso dispuestas entre dos finos filetes de ternera) y no despachan botellas de sidra. Lo repetiré: ¡¡no despachan botellas de sidra!! Horror, terror y pavor. La expeden por culetes que uno mismo se encarga de echar poniendo el vaso bajo un grifo, apretando el correspondiente botón para liberar una dosis de zumo fermentado de manzana bien suave (flojeaba, vamos), tras lo cual sube un dígito el contador digital de (lo han adivinado) culetes. Los cobran a 0,40 euros la unidad, pero el sistema está alejado de todo romanticismo. Uno va a Asturias a escanciar o a que le escancien, a disfrutar con sus gentes y con sus alimentos, a respirar aire puro en Picos de Europa o a empaparse en sus bellas playas, y no a tardar un minuto en terminar de masticar un trocito de pulpo. Anda que…
(nunca probó un pulpo peor Igor Cubillo)
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
Conozco el local modernete del autoescancie y coincido en la crítica. Lo visité hace unos cuantos años cuando acababa de abrir y supuse que pasada la fiebre del momento pasaría a mejor vida.
De los locales de Terra Astur me quedo con el de Colloto por la gracia de poder cenar en la barrica.
tienes toda la razón Zior, el Terra de Astur de Colloto mola mazo, y cuando hay música en vivo y en directo la cosa se pone sublime, puxa!
besito,
dk
Yo estuve unos días en Oviedo en 2007, viendo el cuarto y último Crossroad Festival, cuando se reunieron Jason & The Scorchers. Me pareció una ciudad aburrida. Prefiero mil veces Gijón. Y si no fuese por ese cacho de calle Gascona, el minibulevar de la sidra, no recordaría nada de Oviedo. Según La Txurri, nosotros comimos un rico menú en el Tierra Astur. Guardo buen recuerdo del momento, a pesar de que me dio un bajón con el primer plato: setas. Me puse blanco, me levanté de la mesa, entré en el baño, gomité y salí como nuevo y sanamente colorado. Yo creo que me envenené y de la misma me purgué. La Txurri sugiere que fueron las botellas de sidras previas, pero seguro no.