Restaurante Beltz The Black (Bilbao). Escamas de cinco estrellas
Beltz The Black es el restaurante del Gran Hotel Domine, atractivo cinco estrellas diseñado por Javier Mariscal. Siempre ha tenido fama de fino, y ha contado con un comedor sobrio, nada recargado, en el que convocar citas discretas. Ahora, además, se comenta que su cocina ha mejorado con la dirección de Martín Berasategi, así que allí nos dirigimos a comprobarlo.
Como somos gente de buen conformar, pedimos al responsable de sala, un camarero impecable con excelentes maneras y acento francés, que sacara lo que él considerara oportuno para «picar algo». Sin exageraciones, que luego había que seguir laborando. Primero sirvió un miniaperitivo consistente en algo así como una finísima loncha de pescado sobre un minúsculo lago de parmesano. Bien por el queso. Te quedabas con ganas de más, tras conformarte con tres pequeñas cucharadas.
Tras el ligero tentempié, llegó una especie de milhoja de foie y pescado, presentada a modo de pequeño lingote, que se nos antojó exquisita, más nuevamente escasa. Y luego probamos un arroz cremoso con almejas y pulpo que resultó estar rico, pese al gusto ‘metálico’ que percibimos en las últimas pinchadas. Un buen sendero para desembocar en el pescado que escogimos como plato principal.
Aquí hay que hacer un aparte para aclarar que Beltz The Black no es un lugar donde puedas pedir un pescado «para dos», o para varias personas, pues no sirven piezas enteras. Éstas las rentabilizan manejando el cuchillo con arte para componer con cada una varios platos de aspecto vanguardista; y las combinaciones permiten componer atractivos (visualmente) paisajes gastronómicos.
La oferta es corta (creo recordar que consiste en cuatro carnes y cuatro pescados, que rondan todos los 25 euros por ración) y, animados por el camarero, desechamos merluza y rape para decantarnos por tres recortes de salmonete tocados con sendas crestas tupidas de escamas crujientes y «comestibles». Original, sin duda, pero poco saciante, pese al acompañamiento de caldo de pescado y crujiente de oliva negra, e incapaz de despertar una opinión unánime en la mesa. A Berria le convenció, pero yo miraba con envidia los callos a la manera tradicional que solicitaron a mi izquierda. Seguro que maridaban a la perfección con el Matarromera crianza, un caldo de Ribera de Duero que nos gusta.
El postre sí logró llenar nuestro estómago. Optamos por una tarta de manzana que hacen al momento, en 20 minutos, y no nos arrepentimos. Éste sí era de dimensiones bilbaínas. Sorprendentemente grande, y bien gustoso. Imaginen una tarta templada, con base de hojaldre redonda, de al menos 20 centímetros de diámetro y coronada por finas lonchas de manzana. Y acompañada de una bola de helado de esa fruta. Aunque esto era lo de menos. Sólo con la generosa ración de repostería bastaba para cerrar con acierto, y buen sabor, la comida.
(se comió las escamas como un campeón, Cuchillo)
Alameda Mazarredo, 61; 48009 Bilbao
94 425 33 00
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
Siempre que he ido he salido satisfecha.