Hospital de Basurto (Bilbao). Bastante mal lo pasa ya el enfermo
Habitualmente, los responsables de cocina de los complejos sanitarios destacan la calidad y variedad de los menús que sirven, pero esta afirmación dista mucho de ser una realidad.
Si por variedad entendemos que nos dejan elegir con muy poca sal o con ninguna, que los primeros platos son sin grasa o sin nada de grasa, acompañados de unos ‘deliciosos’ segundos platos dignos de aerolínea de bajo coste, la variedad es amplísima. En cuanto a la calidad, doy por sentado que se cumplen todas las normativas reguladoras al respecto, faltaría mas. Pero vayamos al menú, en concreto a mi ultimo menú hospitalario…
La presentación no es mala; bandejas herméticamente cerradas que mantienen la comida en su punto hasta la llegada a la mesa. Destapamos el primer plato y… aquí se acabaron todas las bondades. Un puré, o al menos eso dice la etiqueta, pero el resto debe ser un error, porque indica que es de verduras con pollo, y éste sólo sabe a verduras. Ni siquiera un triste sabor a extracto de pollo. Veo cómo mi compañero de habitación está abriendo ya el segundo plato y tiene pollo guisado. Ya sé dónde está el pollo de mi puré.
Tras el mal trago, pasamos al segundo plato y la aventura continua. Guisado de ternera con verduras. O, mejor dicho, guisado de verduras con un poco de ternera. Una ración ínfima que no colmaría el paladar del gourmet menos experimentado.
Esperando que no vaya a ser todo decepcionante, levantamos la tapa del postre y, para sorpresa, es casi más cantidad que puré del primer plato, pero la textura y el sabor son casi los mismos. Allí se queda.
En resumen, bastante mal lo pasa el enfermo estando en el hospital, para que además le amarguen las comidas. Seguramente sea posible cocinar sin sal pero con sabor, sin grasa pero con gusto y, por favor, no pongan las mismas raciones para todo el mundo, ya que no todos comemos igual.
(padecido por Iván)
El patriarca de esta cosa. Considera que el acto de comer es uno de los placeres más enormes que nos ha procurado la existencia. Y a eso se aplica. Y a contarlo.
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Un nuevo genero de crónica gastronómica: la crítica hospitalaria. Aunque es cierto que estamos en tiempos de austeridad, un toque de imaginación en los platos-potito seria positivo para la salud y el buen ánimo del paciente.