La Kuina (Bilbao). Fallos impropios de profesionales
La Kuina, abierto en abril de 2009 en el Casco Viejo de Bilbao, es un restaurante orientado a la elaboración de distintos tipos de arroces, lo que no obsta para que se pueda realizar una comida al margen de dicho tipo de gramínea.
Si nos atenemos sólo y exclusivamente a lo que se come, habrá que decir que la cocina presenta fundamento y nivel, y satisface al comensal. Sin embargo, un restaurante es algo más, y en este caso se presentan una serie de deficiencias serias, que a nada que se ponga interés son facilmente evitables, y que provocan que el cliente salga con una sensación agridulce cuando no mala. Ya al entrar vemos que el local es pequeño (no pasa nada), pero quieren exprimirlo tanto que la distancia entre algunas mesas es minima. Las copas para vino son pequeñas e inapropiadas para degustar un buen caldo. La carta de vinos muy escasa, como la oferta de pescados.
Eramos cuatro comensales y de primero pedimos para degustar una ración de croquetas de chipirones y dos de arroz con hongos y trufa del Piamonte. Platos correctos y satisfactorios, pero cuyo recuerdo queda eclipsado por lo sucedido posteriormente. Pedimos de segundo plato, para compartir, dos raciones de rodaballo y dos de cochinillo, y cual fue nuestra sorpresa cuando, despreciando todo tipo de cuidado y sensatez gastronómica, nos trajeron el pescado y la carne a la vez y sin repartir en dos platos; y con otros dos platos pequeños vacios para dos comensales, al objeto de que coman en el mismo tanto el rodaballo como el cochinillo, lo que hubo que hacer con cierta prisa para que no se enfriara el segundo plato compartido. Lamentable.
No contentos con esta falta de profesionalidad y delicadeza, volvieron a repetir la jugada cuando, en los postres, dos de mis acompañantes pidieron una torrija para compartir que les trajeron en un único plato con dos cubiertos, para que comieran directamente del mismo, en alegre hermandad.
A la hora de pagar, vemos que nos inflan el precio del vino sobre el señalado por la carta (dos euros más por cada una de las dos botellas catadas) pero, ya cansados, optamos por callar y compensarlo con la disminución de la propina. ¿Debimos protestar? Seguramente, pero ello no les exculpa de estos fallos impropios de profesionales.
Salimos a 40 euros por cabeza y, en resumen, en la cocina hay nivel e idea, pero en lo demás (organización, local, servicio, menaje…) urge una corrección.
(analizado por Dandy)
Nueva, 4; Bilbao
94 479 41 24
El patriarca de esta cosa. Considera que el acto de comer es uno de los placeres más enormes que nos ha procurado la existencia. Y a eso se aplica. Y a contarlo.
Mi admirado Dandy: no deberías haber dejado nada de propina después de los varios fallos y faltas que comentas.