Restaurante Aspaldiko (Loiu). Digno de recomendar
No tengo ganas de enrollarme. Acabo de desempolvar el ‘Insolente’ de Javier de Torres y he recordado una frase que escribí: ¿por qué estirar una canción más allá del esbozo cuando se ha dicho todo? Prefiero dar una pista. Aunque eso de dar pistas se antoja un tanto presuntuoso. Mejor hacer una recomendación: recomiendo dejarse caer por el restaurante Aspaldiko. Es un sitio bien bonito, un precioso y espacioso baserri que ha visto pasar cuatro siglos; un exponente de arquitectura tradicional vasca, con estructura a base de entramado de madera, catalogado por el Gobierno Vasco como “bien cultural calificado en categoría de monumento”.
Sentarse en una mesa posada sobre la hierba y contemplar su bella fachada de madera con pavos reales en el alero no tiene parangón. Ya, eso es secundario. Pero resulta que también se come bien. En bodas como la de Miex y Mikoldo. Y optando por el menú degustación que ofrecen a 49,50 euros más IVA, excluida bodega. Esta fue la elección en nuestra última visita, que nos mantuvo ocupados dos horas y media, sin café y sí muchas palabras de por medio.
Lo primero en llegar a la mesa fue una ensalada de txangurro con vinagreta balsámica, bien presentada y corajudas las hierbas que servían de cama a un marisco que, lo diré una y mil veces, disfruto mucho más en bruto, simplemente cocido, puro. A continuación, tempura de verduras sobre crema de calabaza; cinco piezas dispuestas a modo de construcción megalítica. Sabrosa y nada aceitosa. Me río yo de la cocina japonesa; para mí que esta técnica se ideó en Bilbao (o alrededores). Y la tanda de entrantes concluyó con un crujiente de bacalao sobre salsa de puerros. Excepcional. Delicado. Sabroso. Efectivamente, crujiente. Tres bocados deliciosos. Una autentica delicatessen. Pero, lamentablemente, sólo una, cuando te comerías 49.766.
De pescado, txipirones en dos texturas, cebolla caramelizada y ali-oli. Bien ricos. ¿Y carne? Láminas de buey con setas e idiazabal. Sápidas, bien ricas también, lástima que llegaran a la mesa templadas. El postre, doble como un abejorro doble, que gusta de decir mi hermano brother: sorbete de manzana verde sobre licuado de yogurt y tartita de trufa con espuma de café.
La carta de vinos es larga pero no especialmente económica. Nosotros, que acostumbramos a hacer caso a Manu Martín, pagamos casi 20 euros por una botella de Valserrano crianza 2006 (Bodegas de la Marquesa). Y, lo dicho, recomendamos la visita al lugar.
(puede presumir de poco, porque todo lo que toca se rompe, Igor Cubillo)
Zabaloetxe, 14; 48180 Loiu (Bizkaia)
94 453 14 21
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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